Tras varias semanas de sufrir intimaciones, una vecina de calle Nueva York decidió visibilizar su situación y señaló que el pedido de desalojo es “una cuestión política”.
Gisela es una de las colaboradoras de un merendero ubicado en la zona y, debido a su labor, los vecinos la ayudaron a instalarse en una casa que había sido abandonada y acomodar el lugar para recibir a los chicos los fines de semana.
Pero a los días de haber arreglado el lugar “se hizo presente un chico diciendo que era el dueño de la propiedad y que nos teníamos que ir”.
Pasada una semana, apareció la supuesta dueña y le dijo que ya estaba hecha la intimación y que se tenía que retirar. Además, “llamo a un móvil y me ofrecieron plata y entrar en la cooperativa para que me vaya”.
Sin embargo, “ella nunca presentó los papeles originales, negó todo lo que había dicho y el móvil se fue sin poder hacer nada”.
Debido al accionar de la persona que dice ser la dueña, Gisela consideró que todo se trataría de “una cuestión política, porque desde la gestión me ofrecieron un lugar y trabajo a cambio de que me vaya, algo que no es posible porque desde hace cinco meses estamos pidiendo las tarjetas para el merendero y aún no las pueden dar”.
Además, “están presionando a los chicos de la zona, bajándoles el pulgar si no ayudan con el desalojo”.
Por estos motivos y en tono de angustia, Gisela pidió encarecidamente que tengan un poco de piedad y dejen de presionar, “porque está en juego el techo de ella y de su hija, al igual que decenas de familias que dependen de la cooperativa y los niños que asisten al merendero”.
“Yo estoy haciendo todo a pulmón, y esto no es justo. Ellos tienen su techo y yo hago todo con esfuerzo. Nadie me asegura nada. Si el intendente no es capaz de atender mis llamadas, ¿qué puedo esperar?”, sentenció.