Por Lara Haure, periodista. Especial para NOVA
Las consecuencias del avance sobre el humedal se visualizan en el conjunto de elementos que constituyen el hábitat natural de este ecosistema. Entre los impactos de mayor magnitud, aparece la construcción del Puerto de contenedores sobre la cabecera del Río Santiago que ya consumó la destrucción de alrededor de 50 hectáreas.
Desde las organizaciones sociales, asambleas y ONGs abocadas a las temáticas ambientales aseguran que, pese a la sanción de la Ley Nº 12.756 que declara al monte ribereño (con jurisdicción en Ensenada y Berisso) como Paisaje Protegido de Interés Provincial, en la actualidad se está generando un gran daño ecológico.
El avance demográfico de toda esta región capital da por resultado la utilización del humedal con fines totalmente opuestos a los de la preservación y conservación de la integridad del paisaje natural, geomorfológico, histórico y urbanístico. Según Ugo Adam, biólogo y ambientalista berissense, “en la zona se desconoce que el humedal es una joya ambiental y que el mismo tiene una función sumamente importante”.
Su particularidad radica en que es un gran reservorio de agua dulce potable, de carbono y de genética. Este lugar es parte del bosque nativo, posee la flora y la fauna propia de la región más austral de la selva amazónica. Es un espacio único. Pero, además, este río (naturalmente) es el que debe auspiciar como tampón en las lluvias y en las crecidas (tanto en el agote, como en el desagote de las aguas).
Crisis ecológica en el delta del Santiago
El mayor problema que atraviesa actualmente el Río Santiago es que, como consecuencia de la mega obra portuaria, fueron removidos parte de sus barros contaminados. Las arenas y sedimentos que se encontraban en su fondo (con grandes concentraciones de petróleo) fueron depositadas de manera irregular en la costa de las Islas Paulino y Santiago.
Este hecho produjo una ruptura en la función natural del humedal, ya que el mismo (que tiene que estar por debajo del nivel cero para poder albergar el agua en las crecidas y quedar al descubierto cuando el agua se escurre) hoy se encuentra cubierto de restos contaminantes.
Así lo reconoce un informe de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires: dichos barros debían ser analizados en profundidad antes de ser removidos y, además, tendrían que haber sido depositados en otro lugar. La UBA establece, a su vez, que las obras ejecutadas violan la Ley Provincial de Paisaje Protegido, la Ley Nacional de Bosques y el tratado internacional Ramsar de protección de los humedales.
Para la arquitecta María Gabriela Sánchez, que forma parte de la Red Socioambiental Regional,esta lógica se corresponde a todo lo que es la ribera del Río de La Plata: “Observamos que lo que hicieron no fue trabajar únicamente sobre la región propia o estricta del puerto, sino que avanzaron sobre lo que es la Isla Paulino; donde no solamente se percibe una tala del monte ribereño, sino también la remoción de barros y el depósito de éstos sobre el territorio”.
Sánchez aseguró a NOVA que lo que se hizo con los barros es lo más grave de todo el proceso: “Debido a la cantidad de años que hace que está la destilería y a la modalidad de trabajo que sostienen; todos esos barros que se encuentran sobre los canales cercanos al puerto, son un gran depósito de hidrocarburos y de metales pesados; es decir, de contaminantes”.
A su vez, la abogada Silvana Sosa de la Asamblea por la Defensa del Monte explicó a NOVAque en diciembre del año pasado, desde ese espacio, pidieron una medida cautelar para que el consorcio del puerto dejara de tirar el material de dragado en zona continental y que, debido a la coyuntura económica, la obra se paralizó. Pero, según la letrada: “En la medida cautelar presentada al Juzgado en lo Civil y Comercial Nº 4 no se avanzó. Esto quiere decir que, si se reanuda la actividad en el puerto (como está previsto), el dragado va a continuar”.
Por su parte, Ugo Adam aseguró a este medio que existe un lugar donde tirar esos barros generando un impacto ambiental mucho más bajo: “Es en un espacio preciso en el medio el Río de La Plata, pero como era más barato y se venían las elecciones, decidieron tirarlos sobre el humedal. A partir de ese entonces, la cota pasó de 0 a 3 metros”. Es decir, que ese lugar no se inundó más y cómo consecuencia de ello, la flora y la fauna desapareció. En palabras del biólogo especializado en temática ambiental: “Se autorizó hacer un estrago ambiental doloso”.
En este sentido, para el ambientalista la solución consiste en sacar ese barro que fue depositado sobre la costa y trasladarlo a una planta de tratamiento. Allí, mediante un proceso químico, se calcina la arena; luego, una vez que se matan todas las materias de esos metales, se esteriliza y se hace una especie de destilación de cada metal. A partir de ese momento, la arena ya se considera apta para ser volcada al medio del río y los metales pueden ser reutilizados para la industria.
“El costo de todo eso, sin sumar el daño que se hizo, es más o menos lo que salieron las obras del puerto. Pero no se consuma porque se trata de decisiones netamente políticas” aduce el especialista.
Por otra parte, Claudio Fiorellino, miembro de la ONG Nuevo Ambiente, aseguró que a raíz de la contaminación de las aguas vienen haciendo denuncias hace más de un año ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible y ante el puerto: “Advertimos que todos los productos que utiliza el Astillero que dañan el ambiente y el agua (tintura, aceite, soldaduras), van a parar sin filtro al Río Santiago”.
Fiorellino se lamentó porque, a pesar de las denuncias y los pedidos, nunca han obtenido respuestas por parte del Estado, de la empresa, ni de los organismos provinciales encargados del control de estas industrias. Según las declaraciones de Fiorellino a NOVA: “Es un combo: históricamente el Río Santiago estuvo contaminado, pero ahora todo está empeorando” y concluyó asegurando que “modificaron el suelo, modificaron la flora y la fauna; realmente lo que están haciendo es un desastre”.
El verde en peligro
Este espacio en riesgo se constituye, a su vez, como el pulmón verde más importante de la región. Allí, los pobladores y chacareros intentan continuar llevando adelante la cosecha de vides y frutales. En relación a esto, la arquitecta Sánchez, detalló que “la gente en general tiene la tendencia a pensar que en el monte sólo hay monte, y en realidad también hay una serie de productores ribereños que trabajan la vid. Ellos son los que conviven con el monte y no lo agreden. Lamentablemente, hoy son los más dañados por todo esto, ellos son quienes sufren la contaminación sobre sus actividades productivas”.
Silvana Sosa, abogada de la Asamblea Salvemos el Monte de Berisso, comentó a NOVA que en la Isla Paulino hay una causa judicial denominada “Gómez Daniel - Confisco de la Provincia de Buenos Aires”, porque tiraron todo el barro contaminado arriba de la cosecha del productor local. Y que, a su vez en la Isla, cómo forma de remediación (en lugar de hacer recuperación del bosque nativo), están poniendo plantaciones de pinos exóticos, por lo que se sigue agravando el panorama.
En la misma línea, Adam señaló que “esa modificación antrópica que realizaba el hombre que trabajaba el monte sobre esta región, era una modificación sustentable”, pero que ahora las empresas están pasando por encima de ellos y la están dañando gravemente.
Según este especialista “la fauna y la flora son los termómetros que nos indican cómo esta nuestra salud en términos generales”. Adam se encuentra realizando un estudio sobre estos animales en el Río Santiago y asegura que está percibiendo peces con muchas deformaciones y agrega: “Debido a mi incapacidad económica no estoy llegando a analizar la parte de psicopatológica de estos peces; pero se ven hígados muy inflamados, huesos que no se terminan de formar y especies enteras en extinción”.
Además, comenta que ya ha sacado muestras de agua ante una matanza indiscriminada de un cardumen entero: “Encontramos una toneladas de carácidos muertos; ésta es una especie muy importante en la cadena alimenticia y en el equilibrio biológico de la zona”.
Sin embargo, advierte que no fue el único caso. Cuando se hace el puerto TEC PLATA para ahorrar costos, además del desastre que hicieron con los barros no tratados, es decir los refulados, lo que sucedió es que tocaron la napa de agua salada y se vertieron millones de litros de agua salinizada al Río Santiago. Según Adam, “esto precipitó todo lo que sería la primera cadena atrófica- algas y bacterias- que es lo que comen las crías de los peces, y mató todo”.
Asegura además que, actualmente, se sigue en esa dirección: “Hoy se ven matanzas de sábalos, de ciprínidos, de silúridos y, también de cormoranes, porque se alimentan de esos peces; todo esto nos tiene que dar un indicio de lo que nos está pasando y no podemos seguir mirando para otro lado. Aquí había 300 especies de aves y 40 de peces posibles de observarse en un solo día, y ahora eso es impensado. Es más, una de las especies acuáticas es endémica, única en la zona, pero hace más de un año que no la encuentro”. Además, advierte que por las napas de agua se filtra parte del glifosato de la producción agrícola de la provincia de Buenos Aires.
Para finalizar, alerta que el lunes pasado, mientras estaba navegando, pudo percibir que todas las cloacas de lo que sería el puerto de La Plata (del Canal Génova en Berisso), están desembocando en el río, cuando eso está estrictamente prohibido por ley. Y que, como consecuencia de ello, el martes a las 16 horas inició una denuncia penal llamada “presunción” para que los peritos judiciales, la Universidad y la Provincia comprueben lo que él viene denunciando desde hace tiempo.
Pero esto no es todo
Existe otra amenaza siempre vigente por parte de los especuladores inmobiliarios que consiste en la construcción de un “country náutico” sobre la Isla Paulino o Monte Santiago. En relación a este último punto, la arquitecta Sánchez aseguró que, desde el punto de vista legal, este tipo de urbanizaciones sobre las Islas no están permitidas, porque la cota que se exige es mucho más alta. Pero que siempre está la posibilidad de que hagan modificaciones en el territorio elevando las zonas cercanas a la costa, lo que hace que esas aguas que no pueden pasar terminen estancándose en distintos lugares, haciendo más propensas las inundaciones de los barrios más bajos.