A la hora de colaborar con los jóvenes de nuestra ciudad “Ni un pibe menos por la droga” se configura como uno de los espacios estratégicos destinados a ofrecer proyectos e incentivos que ayudan a preservar la integridad de uno de los sectores más vulnerables.

Particularmente en Berisso, este movimiento se lleva adelante en una casa de atención y acompañamiento comunitario, programa financiado por la SEDRONAR, con sede en la Comunidad Mocoví.

Está conformado por un equipo interdisciplinario a cargo de los jóvenes del lugar, una médica y una trabajadora social.

Debido a la situación generada por la pandemia, decidieron suspender talleres y proyectos, concentrando todo su esfuerzo en los comedores y roperitos, porque “si bien estamos de acuerdo con las medidas dictadas por el Gobierno, hay muchas personas que no tienen un plato de comida garantizado debido a la falta de trabajo”, señaló el referente Manuel de Iraola en entrevista con BerissoCiudad.

Seguidamente, comentó que en este marco, “vemos que muchos perdieron su laburo, dejaron sus estudios, y más casos de violencia hacia las mujeres, algo que es un valgo de cultivo para la caída de los jóvenes en la droga”.

Por este motivo, lo que se intenta es que “los jóvenes que viven esta situación sean quienes motoricen el movimiento, con asistencia permanente de por medio y abriendo el panorama para que tengan instancias de decisión”.

Además, se mantiene el apoyo psicológico a través de las redes, y con la sede abierta para el comedor, la atención y la vacunación, “al menos para cubrir lo esencial, porque lejos de caer con  la pandemia el consumo ha aumentado, y si no los abordamos puede ser un gran problema”.