Pasan los años y en 159 entre 17 y 18 se continúa con la misma problemática: el agua y la mugre en la vereda.

Allí vive Nelly desde el año 1974, una vecina conocida por todo el barrio que cada día se toma el trabajo de barrer y despejar el lugar, intentando “evitar el desastre”.

En diálogo con este medio, Nelly nos comentó que su intención es “no dejar que se acumule el agua” porque, si bien hay una boca de tormenta, la misma carece de mantenimiento.

En su afán por paliar la situación, sufrió insolaciones, se le bajó la presión, tuvo caídas debido al verdín, y hasta llegó a infectarse los pies por no contar con la vestimenta adecuada.

Si bien los frentistas hicieron los reclamos correspondientes a los funcionarios de las distintas gestiones, “recién hace dos años vinieron a destapar la bocacalle, pero con el tiempo se volvió a obstruir”.

Además, “debido a la cantidad de agua se bajó el asfalto unos 20 centímetros, por lo cual se complica mucho más”.

Por estos motivos, y como fiel contribuyente que paga los impuestos municipales, Nelly solicitó la colaboración de los nuevos agentes para reanudar al menos el mantenimiento de la bocacalle y así mejorar la calidad que vida de todos los vecinos de la cuadra.