En diálogo con BerissoCiudad, una vecina de Berisso se expresó en función del padecer que atraviesa desde hace tiempo, ella junto a sus hijos. Violencia de género y algunas fallas en las estructuras de cuidado y prevención son las que combate.
“Hola soy Natalia. Hace años que sufro violencia de genero tanto mis niños como yo”, comenzó presentándose la vecina del barrio El Carmen.
“Empezó con encierros bajo llave, no podíamos salir a la calle, menos a la casa de nadie, ni de mi familia, los nenes no podían tener amigos menos ir a un cumple, mi exmarido todo el tiempo decía que éramos putas tanto mis hijas de 4 y 6 años como yo, a los varones que eran mogólicos e inútiles, entre otras cosas que no puedo contar por cuidar mis hijos”, añadió.
“El abuso, hostigamiento, golpes, amenazas fueron por años y por miedo no podíamos contar. Llegó un día que mi hija intentó suicidarse con 9 años sin saber el porqué hasta hace muy poco. Durante casi diez años abusó de ella. Cuando mi nene más pequeño de 12 años fue internado con vómitos no encontraban nada. Dos malditos años sin parar internado, una cirugía, y otra entrada a terapial, luego a quirófano. Ahí encontraron que padecía de gastritis nodular crónica severa, con nódulos en estómago y colon, sumado a la bacteria hectobacter pylori. Comenzó tratamiento y no mejoraba”, puntualizó.
Asimismo, la mujer comentó que el 14 de octubre de 2019 salió de alta de una larga estadía en el Hospital de Niños de La Plata y el día 23 del mismo mes, “después de golpes, maltratos de mi exmarido decidí con mis manos sacarlo de mi casa la que vivo hace casi 14 años con mis hijos (5) logramos llamar a la Policía que obvio no se lo llevó ni al ver los nenes lastimados y mi rostro con golpes”.
“Después de sacarlo con mis manos y poca fuerza a la calle, estuvimos ocho horas toda la noche doloridos, lastimados sin asistencia. Siendo 24 de octubre a las 7 de la mañana vuelve este señor J. Cabrera, quería entrar a mi casa. Del portón le sigo el juego temblando de miedo mientras mi nene de 12 años llamaba a la Policía”, reveló.
Y siguió: “sólo le dijeron que se retire. Nada más. A las 7.50 nos trasladaron a la Comisaría de la Mujer de Montevideo y 35. Rápidamente me atendieron. Llevó muchas horas pero fueron atentas hasta con mis nenes muertos de dolor y miedo. Después de 7 horas nos trasladaron al Juzgado de Paz de Berisso. De ahí al Hospital donde le colocan yeso al nene de 10 años por la fractura de muñeca y a otro de los chicos curaciones de las heridas cortantes causadas por los vidrios que Cabrera le arrojó tirándolo a la duchera del baño. Sólo quería matarlo, lo reiteraba una y otra vez”.
“Pasados unos días me tocó un largo camino que nunca desistí aunque agotara, me otorgan botones antipánico medidas cautelares, pero Cabrera no dejó de hostigar. Buscaba la manera como sea, mandaba amigos de él a mi casa a molestar, se aparecía en mi trabajo como feriante, incumplía la medida cautelar, volvía a denunciar una y otra vez. Después de un tiempo otorgan la medida del dispositivo dual una tobillera; medida cautelar de no acercarse donde residía mi hija en la plata. Nunca cumplió con la medida. Ya cansados traigo a mi hija a vivir conmigo hace un mes y medio para que esté protegida. Cabrera siempre amenazó con que sus familiares pertenecientes a la fuerza no iban a dejar que la causa progrese. Si bien toda su familia como padres y hermanos sabían lo que sucedía, no se metían”, continuó su relato.
“Al 28 de marzo la medida es otra: aumentan el perímetro pero Cabrera sigue acercándose. Me llama de numero privado. Reconozco su voz. Dice ‘los voy a matar a todos y después me mato yo’. Pasada una hora suena el rastreador donde me alerta que estaba en el límite del perímetro”, añadió.
Y cerró manifestando que “estamos cansados de estar presos mientras el anda como si nada; la abogada de familia y de los niños que me otorgó el Juzgado de Paz pidieron la detención hace tiempo que pasó. Sólo sé que llevamos casi dos años encerrados, mis hijos no salen ni al portón, como no tengo dinero para pagar un abogado penal, ¿tengo que esperar a que mate a alguno? ¿Más elementos que los que tenemos no alcanzan? ¿Las declaraciones de los menores tampoco? Basta. Ya quiero que pague el daño que le causó a mis hijos, que ellos vivan sin miedo y crezcan como se debe”.