Por Luis Stangatti (*), especial para BerissoCiudad
Con la sanción de la leyes de Obediencia Debida y Punto Final durante la presidencia de Raúl Alfonsín, que marcaron la claudicación del radicalismo respecto a la política de derechos humanos, el entonces jefe de la bancada de la UCR en la Cámara de Diputados de la Nación, Federico Storani, expresó amargamente: “con la convalidación de estas leyes hemos perdido nuestra virginidad moral”, confesión que quedó incorporada en la versión taquigráfica del diario de sesiones de esas jornadas.
Hace pocos días, durante el desarrollo de la Convención Nacional de la UCR, el propio Federico Storani fue el entusiasta encargado de contar el número de convencionales que adherían a la propuesta del presidente del partido, el senador Ernesto Sanz, en el sentido de promover un pacto electoral con Mauricio Macri y el PRO.
Que Federico Storani haya perdido por segunda vez su “ virginidad moral “, siendo partícipe directo de un pacto con la expresión más acabada de la derecha expresada en la figura de Macri, podría ser una anécdota más de la política argentina, pero la realidad marca un antes y un después en el radicalismo, ya definitivamente incorporado como furgón de cola del candidato de las grandes corporaciones económicas, las patronales del campo, los medios hegemónicos de comunicación y las embajadas de los países que siguen considerándose “los gendarmes del mundo occidental”.
Para quienes estamos comprometidos con el campo nacional y popular desde nuestra pertenencia al peronismo, es decepcionante que la UCR, un partido de tradición centenaria, surgido de las heroicas jornadas de la Revolución del 90 , que se conformó como una fuerza del campo nacional con el liderazgo de Hipólito Yrigoyen y que no vaciló en alzarse en armas en 1932 contra la restauración oligárquica del gobierno de Justo, termine de esta manera buscando mantener su cuota de poder institucional a costa de arriar sus banderas históricas.
Un párrafo aparte para Ernesto Sanz, el flamante candidato radical. Si llegaran a conducir con la dupla de Macri los destinos de la Argentina los próximos años, ¿Mantendrá su pensamiento respecto a la Asignación Universal por Hijo?
Para refrescar a los desmemoriados, Sanz expresó cuando se puso en marcha el programa: “La Asignación Universal por Hijo se va por la canaleta del juego y de la droga” ¿Y qué pasará en Berisso con el Vino de la Costa, que cuando fue legitimado en una decisión histórica por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, Sanz exigió que se dejara sin efecto la resolución con la desatinada afirmación de que “con uva chinche no se puede fabricar vino”?.
¿Este es el país que imaginan para adelante Mauricio Macri, Elisa Carrió y Ernesto Sanz?
El pacto PRO-UCR no es consecuencia de un programa común que sintetice coincidencias ideológicas (al menos nos resistimos a pensar eso del radicalismo). El pacto PRO-UCR es “amontonarse para salvar la ropa”, es juntarse ante el espanto de un futuro de continuidad del Proyecto Nacional y Popular de Néstor y Cristina, que sacó a la Argentina del abismo y puso el acento en la recuperación de la política para ponerla al servicio de los intereses de la Nación y el Pueblo.
(*) Secretario de la Producción berissense
DNI 11459459