Luego del robo cometido en la reconocida funeraria Flammini, ubicada en calle 11 y 163, Daniel Flammini, uno de sus dueños, brindó detalles sobre el hecho que está en plena investigación y que, a pesar del mal momento, no llegó a mayores.

El primero en toparse con los delincuentes fue el encargado del turno noche, quien abrió la puerta a uno de ellos que, aparentemente, fue para solicitar un servicio. Sin embargo, al ingresar, el sujeto le mostró un arma y le indicó que abra la puerta para que ingrese otro, de menor edad.

Sin perder el tiempo, solicitaron el ingreso al primer piso donde despertaron a Carlos Flammini, quien se encontraba durmiendo en una de las habitaciones. Le pidieron dinero en efectivo y lo encerraron en el baño, tras un intento fallido de maniatarlo.

Allí intentaron abrir una caja de seguridad, revisaron las habitaciones y tomaron una valija donde pusieron el dinero en efectivo, un equipo de moto, además de dos celulares que pertenecían a la empresa y al encargado.

"Por suerte no hubo heridos, sólo empujones. Y se tomaron su tiempo para buscar, pero lo único que había aparte de eso era bijouterie de mi madre que todavía permanece en el lugar", comentó Daniel.

Ahora, "la policía está haciendo su trabajo y no podemos hablar de sospechosos porque es muy feo acusar sin certezas. Pero hay algunas evidencias que marcan el conocimiento de una determinada mecánica".

Lo cierto es que, más allá de los pequeños robos, señaló que "en sesenta años nunca ocurrió algo como esto", dando cuenta de los cambios sociales de los que nadie escapa, ni siquiera una funeraria.