A seis meses de haber iniciado el primer reclamo, vecinos de calle 14 y 171 manifestaron su preocupación vinculada a la permanencia de un caño roto en plena arteria.
Al respecto, los frentistas comentaron que el conflicto comenzó durante la pandemia, y las excusas para desviar el pedido de arreglo se fundamentaban con la falta de personal o el cuidado de los trabajadores que se veían expuestos por el virus del COVID-19.
Debido a ello, varias familias decidieron asentar el pedido en ABSA, “pero nunca nos dieron respuestas, mientras tanto, seguimos con baja presión o el agua sucia , autos averiados que al no conocer la zona se encajan con los autos, y los riesgos que esto implica para los niños y niñas del barrio”.
“Lo único que queremos es llegar a una solución definitiva, porque el tiempo de espera superó todos los límites”, señalaron, solicitando en lo posible la colaboración del Municipio local para tener más fortaleza en el reclamo.