Los aumentos no merman y en esta reconfiguración de los precios la carne no es una excepción. Llegando a los últimos días de febrero las carnicerías confirmaron una suba del 10 por ciento.
Donde más se vio el impacto fue en los productos avícolas con un 50 por ciento; “una barbaridad”, según expresaron los trabajadores del rubro” que día a día se enfrentan con esta realidad.
Lo que, hasta ahora, mantiene el precio es el cerdo que se plantó como una de las alternativas en la mesa de los consumidores.