En medio de una sociedad de egoísmo y descarte que nos lleva continuamente a reflexionar el rumbo, nosotros preferimos recordarla así, como la Jefa Espiritual de la Nación, como la madre de los pobres y los descamisados, de los niños desamparados y de los ancianos, como esa mujer que dio todo sin esperar nada cambio, que renuncio a los honores, pero jamás a la lucha.
Esa Mujer cuya entrega y valores en tan solo 33 años de vida dejaron una huella y un ejemplo que ni el paso del tiempo, ni la muerte, ni odio pudieron destruir.
Sólo la pasión, el amor y la fe en su misión hicieron que su causa se eternice en pueblo.
Sólo el servicio, la entrega y las convicciones que ella nos enseñó revitalizarán al movimiento para el cumplimiento de su fin.
Centro Doctrinario Por Perón
Esperanza Justicialista