Este martes en las instalaciones del Hospital Mario Larraín se realizó una conferencia de prensa para dar a conocer los resultados positivos de una intervención quirúrgica de alta complejidad realizada por primera vez en el nosocomio local, bajo la dirección del doctor Alfredo Zanaroni.
Esto fue por iniciativa del propio paciente y buscando agradecer a todos y cada uno de los profesionales y trabajadores que lo atendieron y continúan actuando en su recuperación.
Se trata de César Ferraresi, de 72 años, quien el pasado 2 de octubre llegó al Larraín en un estado de extrema gravedad tras haberse cortado el brazo en un 90 por ciento con una moladora.
Allí fue exitosamente operado por el cirujano vascular Jorge Troncoso y el jefe de cirugía Ricardo Baudino, además de la fundamental intervención de los médicos residentes del área de traumatología.
En este marco, Baudino comenzó expresando que “el señor vino con una amputación parcial de su mano con múltiples lesiones vasculares, tendinosas y óseas. Se solicitó de urgencia la cirugía y con un equipo multidisciplinario, con el doctor Troncoso; el doctor Julián Ríos; el doctor Juan Ignacio Algollino; residentes que se encargaron de la parte ósea y tendinosa. Se reparó todo y el resultado es que el paciente sigue conservando su mano y seguramente a medida que vaya evolucionando, en el tiempo tendrá una mano funcional”
Por su parte, el cirujano Troncoso aseguró que es una cirugía inédita en Berisso: “técnicamente fue una amputación de la mano, él vino con la mano sostenida sólo por el hueso cúbito, el otro hueso que es el radio lo tenía cortado y tenía cortado todos los tendones, las dos arterias que van a la mano y todos los nervios”.
“Lo primero que se hizo fue reparar la parte ósea que iba a sostener la estructura, eso lo hizo el equipo de residentes, luego yo revascularice la mano mediante un by pass en una arteria, la otra estaba extremadamente dañada. Luego los muchachos hicieron un trabajo brillante de reparación de nervios y cada uno de los tendones. Fue un trabajo importantísimo”, ponderó el galeno.
En este contexto, destacaron tanto los factores tecnológicos y de equipamiento como fundamentalmente el factor humano.
“Si no hubiéramos contado con la estructura, los elementos adecuados, los materiales, las suturas, con el personal adecuado, no lo podríamos haber hecho”, subrayó Troncoso.
En cuanto al procedimiento que se aplicó, detalló que “hay protocolos estandarizados para este tipo de intervenciones. Nosotros hace tiempo que nos preparamos para esto sobre todo en el hospital donde se reciben bastantes accidentes”.
Asimismo remarcó la participación del equipo de residentes de ortopedia y su exhaustiva preparación, además de la apuesta a la parte científica y a la formación de profesionales.
“Siempre estamos preparados para estas cosas. A veces salen bien, otras veces puede que no pero siempre es importante trabajar para el futuro”, subrayó Baudino.
En alusión a la recuperación del paciente, los médicos indicaron que “está en pleno proceso de trabajo. Hay tiempos qué hay que respetar. La primera etapa es vascular donde tenemos que asegurarnos de que la mano se revascularice, después hay que esperar tiempos óseos y tendinosos donde de acuerdo a las etapas iremos realizando los correspondientes y la rehabilitación. La idea es primero conservar el miembro y luego la función”.
Sobre la calidad de vida y las expectativas, los facultativos manifestaron que “es buena, es una lesión importante, hay lesiones importantes sobre todo neurológicas porque hay nervios que se cortaron. Hay que ver la evolución”.
Por su parte, César Ferraresi también se expresó y relató un poco de aquella mala experiencia: “llegué al hospital bañado en sangre y fui atendido en la guardia. Me subieron a una camilla me llevaron a radiología y después ya no me acuerdo nada más. Me habían operado y habían pasado 24 horas y yo no sabía que me habían operado”.
“Tengo que darle las gracias a todo el cuerpo médico, a todos. Quiero darle las gracias a todos, desde el primero hasta al último del hospital. A los cirujanos que trabajaron, a los que están conmigo día de por medio, a los que me curan, me dan consejos. Tengo que seguir esa línea”, dijo y bromeó: “nunca más agarrar una moladora”, siendo este el primer consejo de los médicos.
“Quiero agradecer a los médicos, a las enfermeras, a todo el personal agradecerle con el corazón porque se han portado maravillosamente bien y se siguen portando” subrayó Ferraresi.
Por su parte Zanaroni se mostró sumamente satisfecho por los resultados de esta intervención: “estoy muy contento”, dijo en referencia a la práctica que hoy es posible en el Larraín.
Asimismo, recalcó que los avances en el nosocomio local son “un trabajo en conjunto, es un orgullo para todos nosotros y cuando digo todos nosotros me refiero a la gente de Berisso porque el hospital es un pedacito de la casa de todos. Podemos tener errores o dificultades pero estamos para mejorar en todo lo que se puede”.
“Después de tantos años se pueden lograr crecimientos y verlo y caminar todo los días y encontrarnos en traumatología con este equipo con todos los profesionales es un orgullo para mí y para cualquier persona de Berisso”, completó.