Tras la preocupación por la suba del dólar y, como consecuencia, el aumento de los productos de uso cotidiano, BerissoCiudad visitó uno de los comercios más concurridos de la ciudad para saber el impacto que ello genera en la compra general.
En esta oportunidad, la dueña del kiosco ubicado en calle Montevideo y 17 mencionó que la suba “es del día a día, y no se sabe qué es lo que va a aumentar hoy o mañana”. Situación que reduce las ventas ya que el vecino, en general, es más selectivo y compra lo necesario.
En medio, se presentan una serie de alternativas por parte de las empresas o distribuidoras con segundas marcas para “tener una mejor salida”. Más aún cuando las primeras marcas tienden a bajar la calidad y tamaño.
Sumado a ello, las vacaciones de invierno con la baja de circulación y consumo de parte de los más chicos “que en época de escuela se llevan algo de paso”.
Por otro lado, resaltó el esfuerzo que deben hacer los comerciantes para mantener los precios y salir empatados, aun sabiendo que no se obtienen ganancias.
De ahí la honestidad de quién tiene un negocio y o la especulación: “En mi caso todo lo que tengo está a la venta, pero otros eligen no exponer porque no tienen precio y tienen miedo de perder”.
Y la inseguridad que enfrentan con cámaras, rejas o atención por ventanilla después de las 19 horas, “salvo con un cliente habitual que quiera ver la mercadería y necesite ingresar”.
“Tenemos un grupo de colegas donde se envían videos o imágenes de gente que resulta sospechosa, para alertar, pero si te toca no lo podes evitar porque son fracciones de segundo y les tenés que dar lo que te exigen”, lamentó.
Una situación compleja para quienes viven de este rubro donde la incertidumbre está a la orden del día, “con un incremento del 25 a 30 por ciento en lo que va del 2022”.