En Villa Progreso la ayuda a quienes más lo necesitan continúa de pie, gracias a la colaboración de un grupo de vecinos que día a día ponen de su bolsillo y reúnen mercadería para elaborar las comidas.
Al iniciar la cuarentena, Yésica junto a su familia hicieron la primera olla con lo que tenían a disposición e invitaron a la gente del barrio para que acerque su vianda; pero fue tanta la repercusión que con el paso de los días fue creciendo la demanda.
Así, y gracias a la asistencia de particulares y del Municipio local que cada quince días los provee de alimentos, pudieron definir tres días a la semana para llevar adelante está iniciativa que no sólo sirve para paliar el hambre sino también la exposición de los que allí viven.