Este jueves por la tarde vecinos del Barrio La Esperanza, se reunieron en la esquina de 27 y 153 con el fin de solicitar el arreglo de la calle. Un pedido común para este tipo de zonas pero que para ellos resulta sumamente necesario.
En diálogo con este medio uno de los referentes barriales, Juan, explicó que esto sobrevive gracias al esfuerzo de los vecinos, sin bandera política de por medio, sino por el simple motivo de “tener un lugar digno para que crezcan nuestros niños”.
A tan sólo veinte cuadras del centro, “los chicos caminan hasta esta esquina para buscar agua, pero los días que llueve por acá no se puede transitar”.
La primera visita del Corralón de la mano de Danilo Cargliardi fue en agosto del 2021 quien fue enviado por el propio intendente para resolver al reclamo de los frentistas. Intervención que se repitió en marzo cuando arreglaron la calle 26 y el 30 de mayo cuando unas treinta familias se acercaron al Palacio Municipal.
Siendo respetuosos de la retención de tareas llevada a cabo por los trabajadores municipales “esperamos un tiempo pero tiraron un poco de escombros con tierra y se fueron”.
Con 11 años en el barrio, Cristian mencionó que nunca vieron a un político, y que sólo los visitan en épocas de elecciones. “Ayer (miércoles) hicieron un simulacro en Montevideo, que vengan acá y hagan un simulacro para sacar a un enfermo con una ambulancia, a ver si sale”, sugirió.
Sin ánimos de ofender, Juan dijo que los barrios están divididos por la política “y eso hace que arreglen por parte cuando en realidad necesitamos que lo hagan para todos”.
“Yo no quiero que me asfalten la calle, pero sí que hagan un buen mejorado para que los vehículos, sobre todo los de emergencia, puedan pasar”, aclaró.
Por otra parte, haciendo referencia a la identidad de quienes viven allí, comentó que se reunieron entre referentes para luego convocar a los vecinos a quienes le sugirieron el nombre “La Esperanza”, ya que hasta el 15 de diciembre de 2021 no estaban legalizados. Algo que fue aprobado por el Concejo Deliberante, para marcar el espacio que va de 150 a 157, y de 17 a 25.
“Esto habla mal de Berisso, porque es lo mismo que a cuatro de mis hijos los vista bien y al quinto no”, ejemplificó.
Como madre de dos niños Magalí mostró su angustia por el estado en el que viven los niños “porque los grandes no tenemos oportunidad para que ellos puedan estudiar. A mí nene no lo mando a la escuela porque lo discriminan porque va sucio, ya que no tenemos las condiciones que prometen los políticos”.
“No estamos pidiendo comida, porque gracias a los comedores siempre tenemos un plato de comida, sólo la calle que si no está seca no podemos salir, y si no salimos no trabajamos y morimos de hambre”, lamentó, con profundo dolor “porque prometen y no cumplen”.
Sobre el final, recalcaron que de darse la posibilidad, ellos cuenta con la mejor voluntad para hacer los arreglos pertinentes.