Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura bonaerense
La frase que da título a esta columna pertenece a uno de los personajes de la fauna política porteña, la “Señora Bisman”, tal como fue bautizada esta mujer entrada en años que acompaña toda movilización a favor de Mauricio Macri y se hizo famosa por pedir justicia por el fallecido fiscal de la causa Amia, Alberto Nisman, a quien llamó “Bisman”, quedando ella misma con ese mote.
Esa misma tarde, la señora Bisman hizo gala de sus dificultades para ordenar algunas frases del refranero popular y también afirmó que “al pan, pan y al vino, vino” y “sobre las cartas, la mesa”, dando vuelta la idea de que “las cartas están sobre la mesa”, para demostrar que las cosas son evidentes.
Y si bien en términos políticos para el oficialismo las cartas están sobre la mesa, lo están al estilo de la señora Bisman: patas para arriba y con algunas incoherencias y desconexiones que hacen suponer que no queda lugar para la armonía del “mejor equipo de los últimos 50 años”.
La gobernadora María Eugenia Vidal ya adelantó que replicará el modelo de campaña de Horacio Rodríguez Larreta, para provincializar la discusión y evitar, en las generales, el arrastre negativo de Mauricio Macri. Aunque tarde, la medida quizá le permita recuperar parte del terreno perdido, para posicionarse como líder de la oposición tras la casi segura derrota, ya que en el ámbito bonaerense ni siquiera hay segunda vuelta.
Pero una decisión como esta no es gratuita y, según algunos trascendidos, en las últimas semanas se vio a la mandataria furiosa como quizá nunca antes se la había visto, pasando factura a todo el equipo nacional que le negó la posibilidad de desdoblar las elecciones, lo que selló su suerte electoralmente hablando.
Y si bien la ruptura no está oficializada, los reclamos por la actualización del fondo del Conurbano, las transferencias para obras y los pedidos de Vidal a Hernán Lacunza para que “no escuche” a Macri, forman parte del distanciamiento que la gobernadora y su equipo decidieron efectivizar de cara a octubre.
Mientras tanto, en las comunas prima la incertidumbre y los intendentes del oficialismo y sus aliados se debaten entre municipalizar también ellos la elección o renovar la apuesta por la gobernadora y correr el riesgo de sufrir el doble arrastre de las categorías nacionales y provinciales que marcaron duras derrotas.
En ese sentido, desde el Frente de Todos están convencidos de que pueden ganar en por lo menos 70 distritos, lo que incluye dar vuelta los resultados en comunas en las que los candidatos del peronismo perdieron por menos de 10 puntos.
En el bunker de la oposición están seguros de que ya no hay tiempo para que el oficialismo cambie su estrategia y, además, creen que una provincialización como la que aparentemente va a proponer Vidal, no tendrá otro efecto que potenciar las chances de Axel Kicillof, que hasta ahora no gasto ni un cartucho para el debate bonaerense, más que las recorridas y el contacto directo con los vecinos de diferentes distritos.
“No vamos a hacer nada, se están cayendo solos por la desesperación”, afirmó un diputado del interior que va por la reelección y que impulsa a dos de los candidatos a intendentes de su sección con chances de dar vuelta los resultados de las PASO y obtener un triunfo.
Mar del Plata, Bahía Blanca, La Plata, es decir las grande ciudades de la Provincia, se convirtieron en “ganables” para el Frente de Todos, y dejó a los candidatos del oficialismo sin reacción, lo que se evidenció esta semana cuando el peronismo retomó actividades, mientras que los intendentes se quedaron esperando órdenes y señales desde la Rosada o desde gobernación.
En apenas una semana, la campaña comienza nuevamente de manera formal y mientras el kirchnerismo parece tener el camino despejado para ratificar y potenciar los resultados de las PASO, en el oficialismo la pelea entre Vidal y Macri mantiene en stand-by las definiciones políticas, por lo que habrá que esperar unos días más para saber si realmente hay un plan bonaerense o si el Ejecutivo solo tratará de ordenar la transición pensando en diciembre y no en octubre.