Panorama bonaerense

Vidal suma a Salvador a la campaña e intenta retener a los radicales después del 10 de diciembre

La figura del vicegobernador Daniel Salvador volvió a cobrar relevancia en la última semana. (Dibujo: NOVA)
La figura del vicegobernador Daniel Salvador volvió a cobrar relevancia en la última semana. (Dibujo: NOVA)

Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura bonaerense

La arenga de las últimas reuniones de campaña con los candidatos del oficialismo bonaerense pretendieron ser una inyección de ánimo por parte del jefe de Gabinete, Federico Salvai, y de los funcionarios con responsabilidad directa sobre el diseño de las estrategias electorales, pero la realidad es que salvo un puñado de intendentes, el resto solo sumó más intranquilidad a la ya sufren desde el 11 de agosto.

En ese escenario es evidente que comienza a agrietarse la alianza gobernante, que incluso podría volar por los aires antes del final del mandato si la gobernadora María Eugenia Vidal no realiza los ajustes necesarios para evitar perder a sus principales socios del radicalismo, como venimos advirtiendo en este mismo espacio, han intensificado los contactos con sectores más alejados del gobierno.

Por eso la figura del vicegobernador Daniel Salvador volvió a cobrar relevancia en la última semana, ya que por primera vez en mucho tiempo, apareció como el responsable de organizar a la tropa propia, no solamente radicales, sino de todo el oficialismo en lo que tiene que ver con la disputa por nuevas bancas en ambas cámaras.

La intención del ejecutivo es mostrar que a diferencia de lo que ocurre en Nación, donde la UCR es apenas un aliado en el Congreso, en la provincia los boinas blancas forman parte de la toma de decisiones o por lo menos se muestran activos y con responsabilidad en el armado electoral del oficialismo de cara a las generales de octubre.

Y si bien no hay tiempo para que se intente ninguna alquimia electoral demasiado compleja, salvo el corte de boleta que ya no ocultan los intendentes del PRO, lo que busca la gobernadora no tiene que ver con la continuidad de su propio gobierno, sino con la relación de fuerzas después del 10 de diciembre y la posibilidad de convertirse en única referente del neo macrismo en territorio bonaerense, para lo cual necesita si o si de la estructura del partido centenario.

Si bien Vidal mantiene muy buena relación con la mayoría de los intendentes del radicalismo, la realidad es que la reelección de ninguno de ellos será subsidiaria del "arrastre" de la mandataria, sino que más bien su presencia podría significar la derrota de aquellos que no lograron diferencias demasiado amplias en agosto, por eso se negocia a futuro de una forma extraña y a sabiendas que lo único que se puede retener es el poder en los distritos y bloques relativamente numerosos en la Legislatura.

Por eso, además de batallar con los resultados adversos, el oficialismo tendrá que lidiar con un grupo de radicales de peso a nivel nacional que ya plantean la necesidad de una ruptura total con el PRO para iniciar el proceso de reconstrucción partidaria, como lo reclamó Jorge Sappia, presidente de la Convención Nacional, en un mensaje que entusiasmó a más de un radical que se mantiene junto a Mauricio Macri y Vidal solo para respetar acuerdos preexistentes.

Aún sin mucho para ofrecer en lo inmediato, la estrategia del oficialismo tiene más que ver con garantizar algunas lealtades después de 10 de diciembre, que en sumar volumen electoral a través de la figura de la mandataria.

A cualquier precio

Semanas atrás adelantábamos que los intendentes oficialistas, sobre todo del ala macrista, se preparaban para esconder al presidente y promover el corte de boleta, pero era impensado que lo fueran a hacer de una forma tan evidente, casi negando su pertenencia al espacio político que los convirtió en jefes comunales.

Diego Valenzuela, Néstor Grindetti, y hasta Ramiro Tagliaferro no ocultan su intención de llevar la disputa al plano municipal y lo hacen a través de una campaña que no utiliza ni los colores ni el eslogan oficial de Juntos por el Cambio, y hasta reparten instructivos que le enseña a los vecinos como cortar boleta.

Otros postulantes, que quedaron a pocos puntos del triunfo en agosto también están echando mano de algunas alternativas cuestionables desde los político y de dudosa factura en términos legales.

En Roque Pérez por ejemplo, el concejal y candidato del macrismo, Juan María Cravero, difundió en sus redes sociales y en medios de comunicación locales un anuncio según el cual “a través de María Eugenia Vidal”, los vecinos de ese distrito en situación de emergencia iban a recibir un “bono” de 5 mil pesos, aunque aclaraba en la convocatoria que la medida todavía no fue publicada en el boletín oficial.

Pero lo que más llamó la atención no fue el anuncio de un bono mayor al que la mandataria le ofreció a los estatales, sino el hecho de que para recibir el beneficio los vecinos de Roque Pérez debían inscribirse en la sede central de Juntos por el Cambio, es decir que, de existir una partida de fondos provinciales para tal fin, Cravero los utiliza de forma clientelar.

Idéntica conducta ya se había registrado en Morón y algunos dirigentes del peronismo sospechan que se trata de una maniobra generalizada en distritos que el oficialismo considera “ganables”, aunque calificaron la jugada como “manotazos de ahogado” de un espacio político que se extingue por su propia incapacidad.

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