Panorama Político Bonaerense

Massa se va con Randazzo y Stolbizer deshoja la margarita

El massismo se acerca cada vez más a los espacios peronistas y se prepara para ser la referencia no K en la provincia. (Dibujo: NOVA)
El massismo se acerca cada vez más a los espacios peronistas y se prepara para ser la referencia no K en la provincia. (Dibujo: NOVA)

Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura

El reordenamiento de fuerzas políticas en territorio bonaerense pasa sin dudas por el peronismo que deberá encontrar la fórmula para alcanzar el equilibrio entre sectores antagónicos, entre los que parece imposible volver a tender puentes de diálogo de cara al futuro.

Sin embargo, la respuesta quizá no esté dentro de los límites de la provincia, sino que puede encontrarse entre las herramientas que mantienen la cohesión de la liga de gobernadores, que por el momento puede mostrar muchos más éxitos de negociación política de los que puede exhibir cualquier referente bonaerense.

La sensación es que de la mano de Cambiemos, y más específicamente del PRO, se está terminando con un modelo de gestión de la política en Argentina y el peronismo es el último espacio en entender la lógica de los nuevos tiempos, por lo que el juego de alianzas se ha convertido en una compleja trama de posibilidades y traiciones que en casi todos los casos genera más dudas que certezas.

Quizá el ejemplo más acabado de esta situación sea el del Frente Renovador de Sergio Massa, nacido como una escisión del Frente para la Victoria, que logró atraer la atención de peronistas no K y luego sumó a radicales desencantados con la conducción de la UCR, e incluso a dirigentes que habían coqueteado con el macrismo.  Pero tras el éxito del 2013, el ex intendente de Tigre no logra frenar la caída libre de su espacio, que atraviesa un estado permanente de ensayo y error.

Como si se tratara de la parábola del hijo pródigo, hoy están dadas las condiciones para que el massismo vuelva a las fuentes y se reconvierta dentro del PJ, un espacio en el que la mayoría de sus dirigentes se sienten cómodos, sobre todo en momentos en los que el kirchnerismo pierde poder minuto a minuto.

En ese escenario, los vínculos con Florencio Randazzo y sobre todo con Miguel Ángel Pichetto, terminaron de dilapidar el acuerdo del FR con el Gen de Margarita Stolbizer, que ahora se debate entre aceptar en silencio una alianza indirecta con sectores a los que ha calificado como lo más rancio de la política nacional o buscar nuevas alianzas en espacios de centro izquierda, quizá con una parte del radicalismo y siempre mirando al socialismo santafesino como un norte.

Daniel Arroyo, Marcos Lavagna y José Ignacio de Mendiguren, entre otros, formaron parte de la masiva presencia renovadora en la cumbre que Pichetto organizó en Gualeguaychú y que sumó también a Diego Bossio y a dirigentes randazzistas, en un escenario totalmente restringido para el kirchnerismo.

El objetivo del malogrado candidato a senador nacional por el Frente 1País, es convertirse en referente exclusivo del peronismo no K en la provincia, para lo cual cree que cuenta con ventajas sobre sus inmediatos competidores: Randazzo, Bossio y el intendente de Lomas de Zamora, Martin Insaurralde.

Internas en la Legislatura

En las horas previas a la puesta en marcha de las comisiones en la Legislatura, se hicieron evidentes algunos problemas de cohesión interna dentro del bloque de Unidad Ciudadana, que tienen que ver directamente con la distancia que cada espacio interno mantiene en relación a Cristina Kirchner.

Con La Cámpora en una suerte de estado de ebullición permanente por los movimientos en el tablero nacional, los legisladores que no responden a ese espacio ven con preocupación y critican cada vez más abiertamente que la atención de los ultrakirchneristas no esté centrada en los problemas de la provincia, como educación, salud y seguridad, que consideran terreno fértil para proyectar a la oposición de cara al 2019.

Mientras tanto se consolida un espacio informal que vincula a dirigentes de lo que podríamos denominar el “pan peronismo”, cada uno de los cuales reporta a espacios formales diferentes, pero que esperan en algún momento concentrarse bajo el mismo paraguas, por lo que la desconfianza cruzada es moneda corriente por estas horas en los despachos legislativos.

Pero no solo en el peronismo crece la desconfianza, sino que también Cambiemos tiene sus problemas, y no solo porque Daniel Salvador ya no tiene margen para contener a sus correligionarios que reclaman mayor espacio en las futuras listas y otro nivel de injerencia en las decisiones, sino también porque lo que podrían ser aliados menores como la Coalición Cívica de Elisa Carrió o Confianza Pública de Graciela Ocaña, también muestras expectativas bonaerenses.

Desde el PRO consideran que el escándalo de los pasajes que salpica a “Lilita” y la imputación por supuesto enriquecimiento ilícito de Ocaña, son una oportunidad para planchar el poder de ambas, tanto a nivel territorial como en la Legislatura, por lo que en silencio, se desarrolla también una disputa en las filas del oficialismo que busca alcanzar un nuevo equilibro de cara al 2019.

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