De a poco y retomando lo que quedó pendiente, los referentes la colectividad eslovaca sumaron una serie de actividades a lo largo de la cuarentena haciéndose participes de un objetivo concreto, cuidar y preservar su institución.
En su caso particular, el puntapié inicial para volver fue la Fiesta del Inmigrante donde pudieron abrir su cocina tradicional y hacer una venta de Halušky Paprikaš. Acción que tuvo muy buena repercusión y dio lugar a que en octubre se paran para una segunda vuelta agregando sus clásicas salgas goulash y brindzove.
Gracias ello, pudieron pagar los servicios y sostener el mantenimiento de la Colectividad, “porque al cancelarse los eventos y actividades no tuvimos otro tipo de entrada”, explicó su presidenta Cecilia Mosny, quien constantemente mantuvo reuniones por Zoom con sus colegas para organizar futuros proyectos y algunos arreglos “de conservación pero necesarios, como el portón de entrada y algo del techo del salón”.
“Como presidenta ahora, pero desde siempre como parte de la Colectividad, trato de ayudar al club de la manera que sea, cocinando, trabajando para que este espacio se mantenga, crezca”, mencionó la directiva.
Y recalcó: “porque los que formamos parte de la misma entendemos que es importante sostener el lugar en donde todos podemos compartir y mantener vivas nuestras raíces”.
“Tanto las colectividades como la Fiesta del Inmigrante son una de las cosas más lindas que tiene Berisso; por eso, espero que pronto, con los protocolos correspondientes, podamos volver a compartir todos juntos”, concluyó Mosny, agradecida por el esfuerzo de sus compañeros eslovenos.