El 8 de diciembre y en el marco del Día de la Inmaculada Concepción, el párroco Gustavo Rubio compartió una reflexión por esta fecha en particular y un mensaje destinado a toda la comuna, promoviendo la paz, la fe y el respecto por los otros.

A modo de introducción mencionó que con respecto a la Virgen hay dos fechas que son muy importantes, la del 15 de agosto y la del 8 de diciembre. Pero en sí se trata de una celebración muy antigua.

En el caso de la Parroquia María Auxiliadora, la más antigua de nuestra ciudad, Rubio recordó que la misma fue cuna de muchos bisabuelos y abuelos que llegaron de Europa los cuales, junto a quienes ya estaban establecidos, se reunían en este lugar como punto de comunión y de encuentro.

Una fe que trasciende las distintas épocas “y que es necesario cultivar a pesar de las adversidades propias de los hombres”.

Pero más allá de eso, el párroco señaló que “lo que tenemos que darnos cuenta es que lo único que tenemos seguro es el cariño y el respeto de los demás. Por eso debemos darnos cuenta a todo lo grande que tenemos y valorarlo”.

“En estos últimos tiempos quizás muchas cosas se nos han ido de las manos; por eso, de ahora en adelante tenemos que disfrutar los afectos y no perder la esperanza”, expresó, dejando en claro que “hay que apostar en la bondad, la honestidad y el bien del otro”.

“Se trata de vivir el día, porque nos pasamos renegando por lo que pasó o lo que no conocemos, y lo cierto es que lo más importante es el vivir sólo por hoy”, concluyó el sacerdote.