La gente que padece el virus del SIDA tiene como lugar de reunión el edificio de la facultad de Trabajo Social. Allí desempeñan varias tareas, en las que pueden encontrar algo de regocijo ante la cruda realidad que les toca vivir. Todos los miércoles, a partir de las 14.00, llevan adelante la actividad en ese ámbito de encuentro.
El día 20 de julio, ellas tendrían que haber cobrado el sueldo correspondiente al mes de junio. Hoy, 4 de agosto, todavía no vieron ni un peso.
En ese tenor, Edith comentó: “Hacemos un trabajo que consiste en llevar información casa por casa, y vamos detectando nuevos enfermos. Son cosas que nosotros no tuvimos estando infectados durante muchos años, y para nosotros es muy importante el trabajo que hacemos y queremos que se valore y se respete como tal”.
Y agregó: “Ahora estamos esperando que bajen nuestras compañeras que se reunieron con las autoridades municipales, para averiguar si salieron las órdenes de pago”.
Para completar su declaración, luego se acercó hasta nosotros otra mujer, apodada “
Según contaron, el usual que todos los meses se demoren los cobros. Al parecer, no solamente la enfermedad les quiere jugar una mala pasada, sino también la falta de atención del municipio, quien hasta el momento no la ha hecho.
En el mismo contexto, “
Otro caso similar es la que atraviesan las trabajadoras de la cooperativa "Crecer en Comunidad", en donde una de sus representantes denunció que no tienen los mismos beneficios que un empleado municipal, destacando que su trabajo es muy riesgoso: “Nosotros nos encargamos de la limpieza de los centros de Salud. Hace dos meses que no podemos cobrar, nos hicieron trabajar en la época de la epidemia, teníamos que limpiar el centro y no nos quieren pagar. Dicen que hay atrasos por la epidemia, que el personal no ha trabajado en su totalidad, pero yo sí trabaje. Tengo hijos chiquitos y necesito la plata. Ellos tienen todas las pruebas de que nosotros asistimos a trabajar, porque firmamos las planillas de entrada y de salida, así que tienen cómo justificar nuestro sueldo”.
Luego expresó: “A los empleados municipales se les va a dar los 600 pesos de la epidemia, pero a nosotros no. Claro... nosotros nos matamos laburando y ellos se llevan los laureles, dicen que no entramos en el convenio por ser cooperativa. Nosotros les limpiamos la mugre y ellos cobran la plata”.
En ese marco, volvió a tomar la palabra Edith diciendo que “los infectados de HIV creo que nos merecemos la recompensa de los 600 pesos, porque a pesar de tener la enfermedad salimos a hacer las campañas de prevención contra la gripe A, corriendo el riesgo de contraer el virus, que si nos agarra a nosotros nos mata”.
Estas cooperativas de trabajo son contratadas por la secretaría de Salud del municipio y las condiciones de estas trabajadoras son paupérrimas: en negro, el personal tiene que cumplir la jornada laboral de cinco horas diarias; saben que cuentan con una mutual pero no saben cuál es, ni qué tipo de obra social les corresponde; advierten descuentos de ART, pero tampoco saben cómo actuar ni a quién acudir en caso de que les ocurra algún accidente dentro de la jornada laboral; y tampoco gozan de aportes jubilatorios.
Es la cruda realidad de este parche con el que se intenta tapar la falta de empleo. ¿Las cooperativas son pan de hoy y hambre para mañana?. (Fuente: REALPOLITIK)