Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura
A menos de una semana de las PASO los movimientos entre los integrantes de las fuerzas políticas que no lograron superar las expectativas en términos electorales comienzan a ponerse en evidente y entre los espacios mayoritarios se debaten sobre las estrategias para salir a pescar votos, pero también dirigentes, mientras que las que quedaron en el medio deberán decidir si mantienen los esfuerzos o directamente empiezan a trazar algún acuerdo de cara al futuro.
En este escenario, hay dos figuras que tienen un riesgo enorme de sufrir una fuga en masa hacia otros espacios si no logran convencer a sus seguidores de la solidez de su proyecto y la polarización se instala definitivamente de cara a las generales de octubre.
El candidato del Frente Justicialista, responsable entre otras cosas de la peor elección de la historia del Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires, Florencio Randazzo, está sufriendo las críticas de propios y ajenos, que empiezan a calificar de "papelón" la aventura electoral del ex ministro, mientras que algunos de sus leales afirman que "nos firmó el certificado de defunción".
Es que con dos frente electorales que se llevaron el 70 por ciento de los votos es poco lo que pueden hacer los intendentes como Gabriel Katopodis de San Martín y Juan Zabaleta de Hurlingham para recuperarse de una derrota que los dejó en el cuarto lugar, salvo que tiendan puentes con la Unidad Ciudadana de Cristina Fernández de Kirchner, que además se instaló como segunda fuerza en esos distritos, pero a tan poco votos de Cambiemos que algunos especulan que podría revertirse el resultado si hay acompañamiento de los gobiernos locales.
Los rumores indican que en las últimas horas se multiplicaron los llamados para pedirle al candidato a senador que dé un paso al costado con cualquier excusa para liberar a los intendentes a la posibilidad de repartir la boleta local con cualquiera de los otros candidatos y así levantar la magra performance electoral de las primarias en octubre.
No tan complicado, pero también con problemas se encuentra el Frente 1País, que postula a Sergio Massa y Margarita Stolbizer, que de repetir los resultados del domingo pasado apenas lograría sumar al Congreso 6 de las 13 bancas que pone en juego en la cámara de diputados, dejando además a sus principales referentes batallando desde el llano.
Pero además hay dos situaciones que podrían influir en este espacio de cara al futuro. Primero el fracaso del ex intendente de Tigre en su alianza con el Gen, que lejos de representar una sumatoria lineal en los votos que ambas fuerzas alcanzaron en las elecciones anteriores, solo sirvió para que el massismo dejara afuera de las listas a dirigentes de peso, por lo que ahora tiene, por primera vez, heridos propios.
Pero además en varios distritos se preparan para encarar una campaña estrictamente local, en la que la presencia de Massa y Stolbizer se reduzca a lo mínimo indispensable, porque los armadores locales confían en que pueden crecer varios puntos si toman distancias de los referentes nacionales, que son los que deberán cargar con la derrota. Claro que, sin decirlo, el anuncio de una campaña local es casi un anuncio de que las boletas podrían llegar ya cortadas a manos de los votantes.
Salir a pescar
El domingo 7 de cada 10 bonaerenses que fueron a votar eligieron a Cambiemos o a Unidad Ciudadana, lo que por el antagonismo que representan esas fuerzas, reduce significativamente las posibilidades de crecimiento de una y otra y obliga a los responsables de la campaña a afinar el lápiz y mejorar la carnada para la pesca de votos de octubre.
En el gobierno están convencidos de que el massismo va a aportar los números que hacen falta para un triunfo en las generales y confían en que además eso podría generar un efecto arrastre en otras fuerzas, lo que permitiría estirar aún más la distancia entre Esteban Bullrich y la ex presidenta.
Mientras tanto la orden para María Eugenia Vidal es volver al perfil bajo en términos políticos, para retomar una agenda estrictamente de gestión, al menos hasta que promedie la campaña siguiente, los radicales seguirán ocultos en Cambiemos y algunos intendentes como el de Mar del Plata, Carlos Arroyo, deberán esperar dos meses más para respirar aliviados y festejar un triunfo contra todos los pronósticos.
En la vereda de en frente o del otro lado de la grieta, la ex presidenta va a encarar el camino a octubre como la candidata más votada, después de una remontada épica, pero con serias dificultades para convertirse en atractiva para aquellos que no la eligieron en las PASO.
Cristina va a depender, como nunca antes, de los intendentes, y no solo de los que abrevan en Unidad Ciudadana, sino fundamentalmente de aquellos que tras el fracaso de sus espacios vienen pidiendo pista. Y esto no es porque los jefes comunales sean los dueños de los votos, sino porque CFK está cerca de su techo electoral y sabe que probablemente con eso no alcance para vencer a Cambiemos.
El plano ideal para las aspiraciones del kirchnerismo sería que Randazzo declinara competir en la categoría senadores, aún sin acompañar a la ex presidenta, pero como dijimos más arriba despejando el terreno para que los intendentes puedan cerrar acuerdos con Unidad Ciudadana.
Los jefes comunales ya no pueden bajar sus listas, pero necesitan contar con el apoyo de los bloques k en la futura relación de fuerzas en los concejos deliberantes y por eso ya estarían ofreciendo militar la boleta de Cristina junto con la de sus candidatos, lo que podría significar un espaldarazo de varios puntos para Unidad Ciudadana.