Son 150 años de orgullo, 150 años de luchas y conquistas, de marcar iconos en la historia, de ser ejemplo y de caer para luego volver a levantar cabeza.

Son 150 años de relatos desde aquel genovés que puso un pie en estas tierras para poco a poco comenzar a construir -sin dudas y con su TODO- la ciudad más linda del mundo, por lo menos para nuestros ojos berissenses.

Son 150 años en los que fueron protagonistas los saladeros y frigoríficos; las instituciones de barrio; la lucha social incluida la gesta del movimiento más grande del siglo XX en América Latina. Hasta estos tiempos, donde las esperanzas de crecer y fortalecernos siguen intactas en cada expectativa de obra, en cada promesa de reactivación portuaria, en cada escuela que abre sus puertas para seguir formando generaciones.

Berisso es barro, monte y esperanza. También es paz y convivencia; es identidad; es adoquín y agua estancada. Es recuerdo de años de oro y camas calientes; es mirada a futuro con su recurso natural en primera plana.

Es el río; el humedal en pleno asfalto; es el inmigrante, sus hijos y sus nietos, ya bisnietos se fueron sumando.

Es esa tierra hecha ciudad pero con alma de pueblo que contiene a aquellos nacidos pero también abriga a quienes la eligieron y la defienden como propia.

Desde marzo de 2020 Berisso como parte del mundo debe librar una de las peleas más importantes de la historia. Estamos batallando contra una pandemia que nos exige cuidados, exige que no bajemos los brazos -una vez más- que en esta estemos unidos para salir todos. ¡De esta salimos todos juntos…!

Son 150 años de amor

¡Felices 150 años Berisso!