Durante la mañana de este lunes, una comitiva de autos oficiales del Gobierno de la Provincia arribó al Astillero Río Santiago. Esta maniobra inusual generó temor en los trabajadores, debido a que desde hace meses corre el rumor de un recorte masivo, de una inminente privatización o hasta de un posible cierre. Dentro de esa flota, altamente custodiado, llegó a Ensenada el nuevo presidente: asumió Daniel Capdevila, hasta entonces coordinador de proyectos del Ministerio de Infraestructura. Su primera medida fue “limpiar” a 11 gerentes.
Sorpresivamente, el anterior presidente, Gabriel Curto, dejó su cargo. La nueva gestión llegó con la tijera de la gobernadora María Eugenia Vidal e intervino las distintas áreas del Astillero Río Santiago. En un contexto de total incertidumbre, tampoco hay muchas precisiones desde ATE Ensenada, el gremio con influencia dentro del Astillero.
A pesar que oficialmente anunciaron que el presidente anterior renunció, en los pasillos de la fábrica aseguran que “lo hicieron renunciar”: A Curto, segundo funcionario de Cambiemos en hacerse cargo del ARS (abogado que responde al actual ministro de Producción bonaerense, Javier Tizado), le hicieron beber de su propia medicina y fue echado. Su antecesor, el primero en presidir el Astillero desde el cambio de Gobierno, había sido Ernesto Gaspari, hombre ligado directamente al presidente Mauricio Macri, ex CEO de Musimundo e integrante de Socma S.A. Como ninguno recibió inversión por parte del Gobierno, sus gestiones fueron opacas.
Ambos funcionarios de Cambiemos fueron presos de sus propias palabras: prometieron reactivar la producción naval, dándole prioridad a la entrega inmediata de los dos buques encargados por Venezuela, y habían resaltado la necesidad de encarar la construcción de nuevas embarcaciones. Sin embargo, nada de eso ocurrió: no se cumplió con el plazo de entrega que detalló y lo único que ingresó a las gradas fue el barquito de la República de los Niños, algo insólito.
Un Astillero a la deriva por falta de inversión
En un contexto de escasa inversión, hubo un hecho que caló hondo en la familia del Astillero: el Gobierno Nacional anunció la adquisición de 5 lanchas-patrullas israelíes en 49 millones de dólares y 4 buques de guerra franceses en desuso por 300 millones de euros: “Desde los tallares navales en Ensenada afirmaron que esas embarcaciones podrían fabricarse con trabajo nacional y a mitad de precio, no entendemos qué es lo que pretende Cambiemos”, afirmaron.
En una mesa que montó ATE en el centro de Ensenada, Facundo Gómez, de la Junta Interna en el ARS, expresó en diálogo con NOVA: “Solo estamos haciendo reparaciones de embarcaciones y continuamos con trabajos de la gestión anterior, pero nos están desabasteciendo y se complica seguir con las tareas”.
En esa línea, denunció que uno de sus compañeros perdió la vida por la falta de inversión en seguridad: “Trabajamos con máquinas de 30 años de antigüedad y nos ponen muchas trabas para adquirir herramientas y material, nos tratan como a un ministerio cuando somos una empresa de producción”.
Por su parte, Nahuel Díaz Galli, delegado de ATE Ensenada, sobre la compra de buques en el exterior, reconoció que “generó un descontento muy grande la decisión del Gobierno, esas construcciones se pueden hacer tranquilamente en nuestro Astillero, las dimensiones nos lo permiten”.