Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura
A un año del gobierno de María Eugenia Vidal es tiempo de evaluar el desempeño de la mandataria y su equipo de gobierno, y entre las primeras sorpresas que podemos encontrar está el hecho de que las grandes transformaciones anunciadas en campaña y en la apertura de sesiones legislativas fueron en su mayoría mero maquillaje que comenzó a correrse con la llegada de los primeros calores, para darle paso a la continuidad de las políticas del gobierno anterior.
El temprano acuerdo con los docentes apenas comenzado el ciclo lectivo prometió aceitar los mecanismos paritarios con los más de 600 mil empleados de la provincia, limitando los altos niveles de conflictividad que atravesó Daniel Scioli durante los últimos años, pero la fachada se desvaneció rápidamente y las horas de paro se multiplicaron.
En materia de seguridad y a pesar de los planteos grandilocuentes, la purga no termina de completarse, los procesos contra los corruptos avanzan a paso de tortuga y las tensiones entre la jefatura y Asuntos Internos prometen un crecimiento sostenido en el futuro. Eso sí, para garantizar la tranquilidad de los bonaerenses, las medidas parecen pensadas por Alejandro Granados.
Si nos detenemos en los números de la provincia, lejos de ordenarlos, Vidal y su ministro de economía Hernán Lacunza, en menos de un año y medio, va a duplicar la deuda heredada si es que la Legislatura aprueba la pauta de endeudamiento que están solicitando.
Mientras tanto los ítems de empleo y desarrollo social siguen la tendencia nacional y a pesar de la mejora relativa en las partidas para comedores y planes sociales, la pérdida de puestos de trabajo aumento la demanda de esos servicios que continúan al borde del colapso.
Quizá la política, gracias a su carisma y capacidad para alcanzar acuerdos con sectores de la oposición sea lo que distancia a Vidal de su antecesor y le permite mostrar diplomas y éxitos, que sin embargo corren riesgo de quedar ocultos por el fracaso en otras áreas.
Empleo público y privado
Lo primero que hay que decir es que en este punto la gobernadora bonaerense se mostró siempre como la mejor alumna de Mauricio Macri, acatando y defendiendo a rajatabla las pautas fijadas por nación y además consiguió un éxito rotundo en la primera negociación con los docentes, con los que acordó un aumento anual del 34,6 por ciento y una cláusula de "monitoreo" de la inflación de la que los maestros luego iban a arrepentirse.
Con el resto de los gremios, a los que vale recordar, Vidal no les debe absolutamente nada porque todos apoyaron a otro candidato en la campaña, tuvo una posición oscilante y simplemente esperó a que los dialoguistas vengan a comer de su mano y los combativos se agotaran en sí mismos.
Casi sin querer esto la dejó en la misma posición que su antecesor, con UPCN y Fegeppba como principal aliado y ATE, CICOP y la AJB en la vereda de en frente aunque sin peso suficiente como para torcer la balanza a su favor.
Se podría decir también que los gremios oficialistas los siguen siendo indistintamente de lo que hubiera votado el pueblo bonaerense, pero para evitar esa lectura se inventó una inédita paritaria “corta” que permite simular una corrección de los salarios de acuerdo a la inflación, cuando en realidad los trabajadores van a terminar perdiendo entre el 6 y el 10 por ciento de sus ingresos según los mejores pronósticos.
Para el empleo privado los números son más desastrosos todavía, pero ya no por la pérdida de poder adquisitivo, sino directamente por la desaparición de puestos de trabajo. Solo en la ciudad de La Plata la construcción perdió unos 20 mil puestos en el año, a lo que hay que sumarle el cierre de comercios y la desaparición del trabajo informal.
Si bien la caída en el resto de la provincia no fue tan pronunciada, es muy difícil encontrar una región en la cual la creación de trabajo haya sido la característica durante el año.
Seguridad
El ministro de Seguridad Cristian Ritondo fue uno de los primeros funcionario en comenzar el proceso de transición en la provincia y hasta se lo pudo ver junto a Alejandro Granados en los últimos actos de la gestión del hombre de Ezeiza.
Las estrecha relación que une a los dos dirigentes nacidos al calor del peronismo, llevaron al Sindicado de Policías (SIPOBA), a denunciar que cada 15 días Ritondo almuerza en “El Mangrullo” de Ezeiza para recibir directivas de Granados que, dicen, sigue controlando el ministerio.
Vale decir además que como lo hicieran Carlos Ruckauf, Felipe Solá y Daniel Scioli, Vidal prometió una reforma policial profunda y a la hora de demostrar el por qué “si” esta vez se iba a lograr, presentó los mismos argumentos endebles sobre decisión política, transparencia y acompañamiento de los bonaerenses, casi un calco de las gestiones anteriores.
Alrededor de 2 mil policías supuestamente corruptos fueron expulsados de la fuerza, sin prever a que se iban a dedicar desde ese momento o quizá creyendo ingenuamente que abandonarían el delito al dejar de ser uniformados. En cualquier caso, la “purga” se parece demasiado a la que encaró el sciolismo año tras año.
Pero además la salida para controlar el aumento del delito que encontró el gobierno es el aumento de la presencia de efectivos de fuerzas nacionales, fundamentalmente gendarmería, pero también Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria, como si el dispositivo lo hubieran diseñado Alberto Pérez junto a Sergio Berni.
A esta altura Ritondo y Vidal deberían admitir que fracasaron en materia de seguridad o por lo menos que las medidas de Daniel Scioli no estaban tan equivocadas.
Economía y Obra Pública
Es innegable el atraso en materia de obra pública que tiene la provincia, pero también es fácilmente explicable a través de las dificultades económicas de una provincia que aporta el 40 por ciento del PBI nacional pero solo recibe el 27 en materia de coparticipación.
El reclamo de una devolución de los fondos perdidos o de una actualización del fondo de reparación histórica del conurbano fue presentado como un objetivo central en los primeros meses del gobierno de Vidal, pero como ya había ocurrido cuando el sciolismo intentó plantarse ante nación, la suma de problemas y las dificultades para cumplir el pedido dilataron la solución.
La obra pública también fue presentada como un elemento central para este año, incluso se habló del plan “más ambicioso de los últimos 30 años”, a pesar de lo cual con un endeudamiento de 40 mil millones de pesos, el presupuesto para obra está siendo subejecutado y a pesar del gasto en publicidad no hay obra nuevas en la provincia porque la gran mayoría de las que están en marcha iniciaron durante el gobierno anterior.
La deuda total de la provincia al 10 de diciembre de 2015 era de 120 mil millones de pesos y el primer pedido de endeudamiento del equipo económico de Cambiemos fue de 110 mil millones más, es decir que en apenas un año pretendían duplicar la deuda de los bonaerenses.
El principal problema de la deuda es que la provincia no define las condiciones, que están sujetas a los vaivenes de la economía nacional. Durante el gobierno anterior por ejemplo, se colocó deuda a tasas escandalosas, pero no demasiado lejanas a las que consiguió la administración de Vidal a pesar del pago a los Buitres que logró Macri.
Es decir que tal como había ocurrido durante los últimos 4 años de kirchnerismo, nación y provincia empiezan a tomar distancia en materia económica, lo que a la vez deriva en distancias en términos políticos, un escenario que a todas luces ya vivimos los bonaerenses.
El arte de lo posible
La capacidad de la gobernadora de cerrar alianzas con sectores opositores quizá sea lo único que la distancia al menos a medias del sciolismo, fundamentalmente porque no se trata solo de buenas relaciones con intendentes sino de integrarlo a la gestión en escenarios hasta hace poco imposibles.
Joaquín De La Torre fue la primera sorpresa, pero la de este semana dejó boquiabiertos a propios ajenos, porque se suma al gobierno el otrora ultracristinista Francisco Echarren de Castelli, el mismo que bautizó una plaza de su distrito con el nombre de “Julio De Vido” y que generó un verdadero cimbronazo hacia el espacio K con el anuncio de su pase a Cambiemos.
Pero también hay que sumar a Hernán Bertellys de Azul, Ismael Passaglia de San Nicolás y otros tantos que solo esperan el momento indicado para dar la noticia de su cambio de espacio y el acompañamiento a Vidal.
En la legislatura el acuerdo con el massismo le permitió a Cambiemos transitar un año tranquilo y se advierte que así continuarán las cosas tras el recambio de autoridades que dejaría a Manuel Mosca como titular de diputados, seguido de Ramiro Gutiérrez y Marcelo Feliú.
Pero también hubo desaciertos en materia política y quizá el más grave sea la postulación de Julio Conte Grand como reemplazante de la procuradora María del Carmen Falbo. Es que el postulante del ejecutivo no cumple ni siquiera los requisitos mínimos exigibles para ocupar ese cargo y forzar su designación podría convertirse en un papelón para el gobierno.
Así las cosas está claro que Cambiemos seguramente tiene mucho para aportarle a la transformación en la provincia, pero también está claro que a lo largo de este primer año más que cambio lo que se vivió en continuidad.