En la mañana de este viernes, nuevamente la calle 160, entre la 18 y la 25, pasó a ser una pasarela perfecta para equinos sueltos, aunque un dolor de cabeza para frentistas y automovilistas que circulaban por esa arteria.
Lo cierto es que en varias ocasiones los dueños de los animales, no toman las precauciones necesarias para evitar que los caballos circulen libremente, rompiendo la basura, entorpeciendo el tránsito y poniendo en peligro a los niños.
Asimismo, para la comuna suele ser complicado hacerse cargo de la situación, ya que no cuenta con un área específica y solo hay un empleado designado para tal fin.