Este viernes por la mañana visitamos la quinta de la familia Leota. Un paraíso en medio del monte al que se llega por el camino a la playa de Palo Blanco, donde la producción y el auto sustento son la base de su economía.

En esta oportunidad dialogamos con Néstor quien nos contó que si abuelo arribó en la zona en el año 1927; un inmigrante italiano que inicialmente vivió sobre la costa y posteriormente, su padre, compró un terreno en 1954 que aún perdura con las plantaciones de viñedos, eucaliptus, quintas y la cría de animales.

"Tanto en la casa de mis abuelos como en esta siempre hubo viñedos con los cuales producimos vino y los vendíamos, al igual que las maderas para los aserraderos", mencionó, resaltando que este tipo de actividades "se llevan en la sangre".

En este espacio Néstor cuenta con ovejas, cerdos, gallinas, patos y cabras que son para el consumo familiar. Algo que dista de la vorágine cotidiana a la que sobrelleva "apagando la radio y la tele para no enterarme de nada, viviendo de lo que hay acá, que sobra, porque siempre hay comer".

Con la importa que lo caracteriza Néstor mencionó que el que tiene la intención puede cultivar en una maceta; "si uno tiene ganas puede".

Lo mismo con el trabajo para el que cuesta conseguir gente, a pesar de las necesidades vigentes, "porque uno tiene miedo de los robos o juicios que no tuve pero tampoco quiero tener".

"Antes no teníamos ni portón. El galpón de herramientas no tenía puerta ni candado. Nunca pasó nada y ahora tenés que tener un cuidado enorme", señaló comparando la situación con otras épocas.

De esta manera, se despidió del móvil con sus 75 años, siendo un claro referente de productores, nacido y criado en Palo Blanco.