Llegó diciembre y con el último mes del año las promesas incumplidas para darle un destino certero a los vecinos nucleados en el proyecto ProCreAr del barrio Santa Teresita.
Primero la ineficiencia en las anteriores gestiones, luego las nuevas medidas, el 2020 atravesado por una pandemia, y las nuevas autoridades sin novedades.
Situación que preocupa, y mucho, a quienes por estos días esperan el llamado del Banco para “ir acomodando los papeles y descontar los plazos”.
El motivo radica en que los vecinos dependen de diversas cuestiones que el crédito no cubre y tienen que poner de nuestro bolsillo como son la escrituración, los timbrados municipales, del proyecto y ante proyecto.
“Extras que se complicaron debido a la pandemia, porque la mayoría alquilamos y no tenemos mucha capacidad de ahorro; y en el medio hay mucha gente que está en la lona”, resaltaron.
Otra de las cosas a tener en cuenta es la construcción, mencionaron, ya que el metro cuadrado hoy en día ronda los 400 a 700 dólares, que se traducen aproximadamente en 55 mil pesos, “y si en este tiempo se tarda más en convocar a la gente el dólar sube y el préstamo que nos dan se desvaloriza”.
“Detalles que tenemos en cuenta a la hora de comunicarle a las autoridades del Municipio, pero realmente no sabemos si ellos las tienen en claro”, se preguntaron.
Por otro lado, recordaron que la obra el 9 de septiembre se empezó con la obra inicial y que el 15 de ese mes se reunieron con el intendente Fabián Cagliardi, el cual les informó que “a partir del inicio de la misma teníamos sesenta días”.
“Algo que hoy debería estar concluyendo para cumplir con el contrato que firmó el Municipio con el Banco, pero de eso no tenemos ningún dato y seguimos esperando”, argumentaron, anhelando “que esto no sea algo político que se retome en épocas de elecciones. Porque eso para nosotros eso no tiene sentido, no debería ser así, más aun teniendo en cuenta los años que venimos con esto”.
“Ya no sabemos si pedir piedad o qué, porque estamos muy cansados de que todo se dilate, sumado a la especulación por parte del Corralón con la venta de los materiales”, cuestionaron, explicando que “la urgencia no es un capricho es una necesidad para no perder el crédito”.