En el club desde 1985. Tres décadas como entrenador de diversas categorías del fútbol infantil en el Saladero Fútbol Club. Asencio Araujo termina una etapa de su vida en la institución de calle 18 y 152.

Sus inicios como técnico se dieron 1993 con la categoría 87 en la que se desempeñaba su hijo y, como un reglamento interno se lo impedía, tuvo que dejar para luego asumir en la 90. “Esa categoría fue espectacular, donde iba ganaba todo”, recordó.

“Fui despacito creciendo, el que tiene voluntad y quiere estar aprende un montón de cosas”, resaltó, para luego dar cuenta que durante todo este tiempo como técnico “no sólo entrenando, sino hablando mucho siempre me respetaron”.

Araujo, como lo llaman todos los que integran la comunidad de Saladero, pudo terminar su carrera al mando del equipo 2010 al que dirigió los nueve años ganando cuatro títulos. En cuanto a los motivos del adiós, reveló: “Me jodió la pandemia”.

“Quiero disfrutar lo mío con la edad que ya tengo”, anexó y supo admitir que la diferencia de época con sus diferentes planteles en esta última categoría lo sintió más, aunque ponderó que “tuvieron un respeto espectacular”.

Estuvo a cargo de varias categorías dentro de la institución y con la mayoría logró coronarse campeón: 90, 94, 99, 2002, 2003, 2005, 2010. También subrayó su manejo con los chicos: “Yo era muy recto, hacía una sola reunión con los papás antes de arrancar el torneo” para contarle los modos de conducción.

“Jamás me gustó ir a buscar a chicos, yo me arreglaba con lo mío”, prosuguió. Y bien que lo hizo, pues siempre pudo construir categorías competitivas que estuvieron en los primeros planos de los torneos.

A su vez, agradeció a su mujer, Osde, a quien le dio un valor de suma importancia para poder desarrollarse en la actividad. “Siempre me acompaño, y me mostró su apoyo”, aseveró.

Durante la nota con BerissoCiudad estuvo acompañado por el presidente de la institución, Ariel Santillán, quien reflexionó sobre lo que fue el paso de Asencio por la institución y el “sentido de pertenencia” que “pregonó” dejó una huella en sus dirigidos.

También Betty por el “orden y el respeto con el que se manejó, es muy educado”, le dio las gracias y reconoció que desde la institución “le debemos muchísimo”.