Panorama Político Bonaerense

Vidal acelera a fondo, pero Ritondo la obliga a frenar

Por las internas en Cambiemos se traban algunos de los cambios en la bonaerense. (Dibujo: NOVA)
Por las internas en Cambiemos se traban algunos de los cambios en la bonaerense. (Dibujo: NOVA)

Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura bonaerense

Los anuncios de modificaciones en el gabinete de María Eugenia Vidal dejaron en descubierto la feroz interna que sufre el PRO en la provincia de Buenos Aires.

La designación de Joaquín de La Torre como futuro ministro de gobierno en reemplazo de Federico Salvai, que quedara al frente de la nueva jefatura de gabinete, representa otra dura derrota para el radicalismo y un duro golpe para el titular de la cartera de seguridad Cristian Ritondo, que se creía numero puesto para ocupar ese cargo.

Desde el 10 de diciembre de 2015 que el ex legislador porteño espera una oportunidad para convertirse en el enlace con el peronismo de la provincia de Buenos Aires, y de hecho fue el primero de los ministros en mostrarse con su antecesor para dar cuenta de una transición ordenada.

Al menos esa era la promesa original de Vidal, que luego se fue licuando con el correr de los meses y la falta de éxitos de Ritondo, sobre todo después de los anuncios de modificaciones en la estructura de la bonaerense.

La realidad es que mientras Vidal quiere pisar el acelerador a fondo en el combate contra las mafias policiales, su ministro tiene una visión más conservadora que lo lleva a pensar en cambios progresivos, que permitan ordenar a la tropa en casa paso para evitar los costos políticos de cualquier modificación.

Lo cierto es que Ritondo está sensiblemente en baja en la consideración de la mandataria por haber designado a Pablo Bressi al frente de la policía, lo que le valió las denuncias de Elisa Carrió, que desataron un verdadero escándalo mediático que obligó a Vidal a reunirse con la diputada nacional para poner paños fríos sobre el asunto.

Desde el inició de la gestión, Vidal ubicó a un hombre de su confianza al frente de la Dirección de Asuntos Internos de la policía, para poder tener un ojo que siga atentamente las denuncias que pesan incluso sobre el  jefe de la policía.

La figura de Guillermo Berra es disruptiva en la cartera de seguridad,  porque a pesar de Ritondo, el funcionario tiene línea directo con Vidal,  lo que pone nervioso a más de uno en el entorno del ministro, por sentirse permanentemente observados desde el ejecutivo.

Ritondo es una figura con perfil eminentemente político y desde el comienzo intentó hacer equilibrio con los poderes internos de la bonaerense a los que sabe que no tiene capacidad de controlar.

El show de asuntos internos

La Dirección de Asuntos Internos es en este momento quizá el área más sensible de toda la estructura policial, pretendida por el SIPOBA y ninguneada por el gobierno anterior, es la dependencia encargada de controlar a los efectivos no solo en el cumplimiento de sus funciones sino también en lo referente a su desarrollo patrimonial.

El desarrollo de las investigaciones, que en su mayoría tienen que ver con enriquecimiento ilícito, lleva alrededor de 6 meses en casa caso y por este motivo y a pesar de los esfuerzos, la oficina todavía no tiene logros que mostrar a pesar de la ansiedad de los actuales funcionarios.

El principal problema que tienen los auditores son las trabas permanentes que la estructura del ministerio de Seguridad representa para el avance de cualquier investigación contra la cúpula policial designada después del 10 de diciembre, y según fuentes internas es el propio ministro el que protege a los oficiales superiores.

Estas tensiones se traducen en denuncias mediáticas permanentes, en muchos casos  motivadas desde el SIPOBA y en otras desde la propia gestión, para deslegitimar la tarea que lleva adelante esa dependencia, con el objetivo de reemplazar al titular del organismo o por lo menos condicionarlo en su accionar.

Vencedores y vencidos

Si Ritondo fue un derrotado en la nueva estructura del gabinete, sin dudas que el gran perdedor fue Edgardo Cenzón, todavía ministro de Infraestructura, pero con una cuota de poder prácticamente nula ante la certeza de su salida en el mes de diciembre.

Sin apoyo y sin presupuesto, el futuro ex ministro presentó su renuncia hace un par de semanas intentando tener una salida decorosa que Vidal le negó al fusionar su cartera con la de Roberto Gigante, actual titular de Coordinación y Gestión Pública, que más que un ministerio es un “misterio”, porque pocos saben realmente cuáles son sus funciones.

A partir de enero Gigante será el nuevo superministro de Vidal, porque además de su cartera manejará Infraestructura con un presupuesto millonario para impulsar el ambicioso plan de obras con el que el gobierno pretende poner en marcha la economía bonaerense.

El otro gran perdedor es nuevamente el radicalismo en su conjunto, porque a pesar de ser la fuerza política de más de 40 de los 60 intendentes de cambiemos, el ministerio de gobierno quedará en manos de un peronista como Joaquín De La Torre, que poco pudo hacer en su fugaz paso por el área de producción.

Resta saber si Vidal aprovechará la oportunidad para renovar otras dependencias que vienen siendo duramente cuestionadas como Salud a cargo de Zulma Ortiz o el propio ministerio de Seguridad, con un Ritondo candidato “del montón” para evitar un corrimiento violento.

Lo que nadie puede negar es que todos los cambios tienen tinte electoral y que una forma de definirlos  claramente sería decir que por lo menos de cara a las elecciones la gobernadora ha decidido hacer un poco de sciolismo explícito.

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