Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura Bonaerense
La historia se pareció más a la trama de una comedia de enredos de estilo norteamericano que a un proceso de debate político bonaerense. Comenzó cuando la diputada nacional Elisa Carrió decidió posicionarse como candidata bonaerense y fiel a su estilo lo hizo denunciando a "las mafias" de la provincia.
Sin embargo, la referente de la Coalición Cívica llegó un poco más allá de lo que había llegado nunca, porque en este caso vinculo con el narcotráfico ni más ni menos que al jefe de la policía bonaerense, Pablo Bressi, que había ocupado justamente el área antidrogas durante el gobierno de Daniel Scioli y fue erigido como número uno por María Eugenia Vidal yCristian Ritondo.
Carrió afirmó que Bressi era "una brillante mente criminal o un idiota" y desató un verdadero vendaval hacia adentro de la alianza de gobierno, que tuvo su punto final esta semana cuando recibió a la gobernadora en su domicilio de Exaltación de la Cruz para intercambiar información y cerrar el episodio.
Para cerrar la comedia, desde el entorno de la legisladora la única información que se filtró fue que el menú estaba compuesto por pescado a la cacerola con mix de verduras. No transcendió si estaba en condiciones óptimas para ser consumido esa noche, pero quedó claro que el pescado podrido lo había compartido Carrió antes de ese encuentro.
Y no solo por las denuncias "mediáticas" y nunca presentadas en la justicia contra el jefe de la bonaerense, sino por sus avances contra Marcelo Mallo, ex titular de Hinchadas Unidas Argentinas, a quien había acusado de proveer las armas "para que (Néstor) Kirchner yAníbal Fernández mataran".
El problema en este caso, es que la justicia probó a través de los últimos peritajes que el arma propiedad de Mallo no era la que se había usado en el doble crimen de Unicenter, lo que puso al barrabrava nuevamente en libertad y destapó un nuevo papelón sostenido en denuncias falsas que en este caso incluyó hasta allanamientos a funcionarios de primera línea de la justicia bonaerense.
Según los números de Raúl Aragón, Carrió le ganaría cómodamente una interna a Jorge Macri, el otro precandidato del oficialismo, sin embargo la cosecha global del espacio Cambiemos con ella como candidata corre el riesgo de quedar en tercer lugar y complicar los números en el Congreso para Mauricio Macri, y por supuesto, las falsas denuncias no colaboran demasiado con la proyección electoral.
Esto además teniendo en cuenta que el peronismo ha iniciado un claro proceso de deskirchnerización que dejó aislada a La Cámpora y el Nuevo Encuentro como expresiones casi marginales frente al reacomodamiento del justicialismo.
En ese marco, y mientras se escriben estas líneas, la chaqueña parece no acusar recibo de los dos papelones que generó esta semana y acaba de anunciar que ahora va por la cabeza de Daniel Scioli. Parece que nadie de si equipo de anima a explicarle que ni con Mallo ni con Bressi las denuncias terminaron demasiado bien.
Peronismo, peornismo, pronismo…
El juego de palabras no es original, ni tampoco alcanza para explicar en qué situación se encuentra en territorio bonaerense el partido justicialista. Lo que está claro es que las diferentes líneas internas tienen cada vez más dificultades para encontrar nuevos equilibrios que permitan superar la crisis post derrota electoral.
El Grupo Esmeralda, que conducen Martín Insaurralde y Gabriel Katpodis, es quizá la gran novedad en ese espacio político, por la renovación en términos etarios que proponen sus referentes, pero fundamentalmente por el discurso de “horizontalidad” que pregonan y que representaría una verdadera revolución hacia adentro del peronismo.
La presentación en territorio de ese espacio se realizó esta semana en La Plata y el encuentro ya dejó sus primeras víctimas porque ni el ex intendente Pablo Bruera ni el ultrakirchnerimso con Florencia Saintout a la cabeza formaron parte del encuentro, que mostró a la diputada provincial Valeria Amendolara como la principal referente de la refundación peronista en la ciudad de las diagonales.
En frente, pero todavía del lado del peronismo, el Frente Renovador apuesta todas sus fichas a la potencia electoral que la mayoría de las consultoras le otorgan a Sergio Massa, pero con los límites de un partido que depende casi exclusivamente de la tracción de su conductor. Es por eso que algunos dirigentes renovadores han decidido tomar contactos subterráneos con otros “compañeros” para tantear la posibilidad de una unidad de cara al futuro de mediano plazo.
Pero también el movimiento fundado por Juan Domingo Perón está aportando nuevos cuadros políticos al oficialismo y como lo venimos advirtiendo hace semanas, el gobierno provincial parece estar decidido a poner más esfuerzos en sumar dirigentes del peronismo que en contener a sus socios de la UCR, que por el momento solo presentan quejas mediáticas sin tomar medidas concretas ni dar el portazo.
Los armadores del PRO saben que Buenos Aires, sobre todo en áreas del conurbano, sigue siendo una provincia peronista y en pos de alcanzar mayorías legislativas están dispuestos a dinamitar el acuerdo con el radicalismo si eso garantiza mayor control del territorio.
Por el momento y producto de la propia debilidad del partido centenario, hay que admitir que la estrategia del gobierno está demostrando ser más que efectiva.