El profesor Roberto Pendenza, vecino de nuestra ciudad y director de la Escuela de Educación Secundaria Nº 2, se animó a desafiar las constantes denuncias de bomba en las escuelas, que dejan a miles de alumnos sin la posibilidad de cumplir con el habitual dictado de clases en la región.
El director decidió no desalojar la Escuela hasta que se hiciera presente la Brigada de Explosivos, la que concurrió presurosamente y en quince minutos los especialistas pudieron determinar que se había tratado –nuevamente- de una falsa alarma (la número 16 en su institución y más de 150 en nuestra ciudad).
Como consecuencia de esta medida, que tuvo la unánime aprobación de la comunidad educativa, el director Roberto Pendenza fue sancionado y apartado de su cargo por parte de la jefa distrital Patricia Morales y la jefa regional Silvia Cardarelli (funcionaria del exgobernador Daniel Scioli).
Pocas horas después, se realizó una reunión de padres y madres de alumnos, con la presencia de funcionarios municipales, judiciales, de Seguridad y la señora jefa distrital Morales, a quien lo único que se le ocurrió proponer como solución a las falsas denuncias, fue el envío de tareas, para que los alumnos las realicen en sus domicilios junto a sus familias. En definitiva la pasiva aceptación del flagelo de las falsas amenazas.
En tanto, el juez y la fiscal, presentes en el lugar tenían más deseos de retirarse de esa reunión que de ensayar alguna respuesta para calmar los ánimos de los padres que se encontraban cada vez más alterados.
No fue todo. El profesor Roberto Pendenza, presente en la reunión, con la mano levantada como si fuera un estudiante en clase, pedía la palabra, la que le era sistemáticamente negada. El sancionado director no se dio por vencido y en el momento en el que el juez Massi tenía el micrófono en sus manos, para no se sabe qué, este se lo arrebato y comenzó a fundamentar la medida adoptada, la que se sustentaba en un marco legal y normativo que los funcionarios parecían desconocer.
Fue lamentable, observar al señor Juez haciendo ademanes con sus dedos emulando una tijerita y a la jefa distrital acatando la directiva de corte, tironeando del cable del equipo de sonido, para silenciar al sancionado director.
A todo esto, y como si fuera poco, sin prueba alguna, la Juventud Radical en forma inapropiada e irresponsable, acusaba al peronismo por las constantes amenazas de bomba en las escuelas, mediante un comunicado firmada por el Presidente del Consejo Deliberante, una concejal y una funcionaria del ejecutivo Comunal.
El silencio fue la respuesta de los dirigentes del Partido Justicialista frente a tan grave denuncia por parte de los jóvenes del centenario partido. El único que intervino desde la escalerilla del avión que lo retornaba de un viaje de placer al Viejo Continente con su familia ampliada, fue el presidente del PJ, el petrolero Ramón Garaza, que en una comunicación telefónica, consultó al intendente Jorge Nedela si estaba de acuerdo con los conceptos vertidos por los radicales macristas. La respuesta fue ajustada y contundente: “No estoy de acuerdo”. Horas después los firmantes de la denuncia, pedían disculpas en forma pública.
Mientras esto pasaba, el jefe comunal decidía rebajar sus haberes en un 20 % y en un 10 % el correspondiente a sus funcionarios, eso sí, luego de que todos efectivizaran el cobro del aguinaldo correspondiente al monto del haber anterior. Una buena. Los trabajadores municipales lograron percibir sus haberes en tiempo y forma.
Por último y como con una agenda paralela a la realidad de los berissenses el empresario y usurpador Fabian Cagliardi negocia con el jefe comunal ensenadense Mario Secco, y se pasa más horas del d{ia en la vecina ciudad que en la propia que ni siquiera vive.
En tanto los hermanos Mincarelli, fiel a su estilo, demuestran no cambiar ni un pelo la metodología y aportaran lo que sea necesario para fraccionar y dividir al peronismo si no avizoran una posibilidad propia para el futuro, ya nadie cree la horizontalidad planteada y el espacio pierde adeptos cada semana.