El “Portugués” lo apodaban a Carlos José Formeiro por la nacionalidad de su padre en una ciudad de Berisso capital provincial del inmigrante. Los amigos del barrio natal eran los del Saladero, y muchos más los de Estrella donde fue inmensamente dichoso por su vínculo con “Las Cebras”.
Clase 48, brillante en su club y en la Selección de la Liga. No podemos salir del asombro y habrá que acostumbrarse a no ver más al que hacía mucho tiempo acostumbró a que la pelota debía ser bien tratada para llegar a ganar en la Liga Amateur Platense.
Formeiro fue un defensor de calidad técnica inmaculada, elegante marcador de punta derecha, que no cometía infracciones y en su salida prolija del fondo podía “hacerte el moño” y desairar a un rival. Titular inamovible y capitán del equipo que persiguió con garra y corazón lo que parecía una utopía: jugar en la A del fútbol profesional en 1971. Luego se convirtió en DT, con estirpe serena, perfil humilde, “inteligente y sobre todo muy buena persona”, describió Hugo Viera, uno de sus atacantes en el gran equipo del ’78 donde Formeiro debutó dirigiendo con un título.
Casado muy joven se fue a vivir a a una casa de la calle Trieste (la 164), entre 8 y 9, cercana a la tradición porque estaba ahí nomás de la vieja cancha donde jugó él, y donde hoy lo hacen las infantiles. La familia está compuesta por Alicia y tres hijos que le dieron nietos a los que disfrutó plenamente.
Se recordará en Berisso aquel partido final con Ever Ready de Dolores que determiba qué equipo llegaba al cuadrangular final por el ascenso a Primera. De visita cayeron 0-3 y el desquite terminó a la inversa. Entonces, hubo cinco penales que primero ejecutó el visitante y donde “Quique” Pérez atajó tres de cinco. La hazaña la consumó con el último tiro Formeiro, que desató la alegría del viejo barrio que esperaba dar el batacazo final, ante Atlético Rivadavia (ganador del Oeste), Del Progreso de Mercedes (Federación del Norte) y Huracán de Ingeniero White (Federación del Sur), equipo éste logró el objetivo.
“Como jugador un crack y como persona más crack todavía”, afirmó Ángel Asborno, hoy vicepresidente de Estrella y amigo de la infancia de Carli.
Los recuerdos gratos aligeran el dolor, porque en vida llenó de virtudes cualquier espacio que habitó. Recuerdan los veteranos liguistas que «a pesar de los problemas de horario por su empleo en YPF, el técnico de la Selección Santos Florín no dudaba en citarlo a los partidos y darle la camiseta 4 de La Plata. Eran entonces batallas futbolísticas, enmarcadas en el Campeonato Argentino de Fútbol, organizado por el Consejo Federal de AFA.
Víctima de un accidente en el puente Roma, donde lo llevó por delante un auto que quebró el codo y dio complicaciones en la rodilla, a mediados de los setenta hubo reemplazo y fue de otro símbolo: Norberto Pietro Battista, quien disfrutó del afecto del amigo hasta las últimas horas.
“La semana pasada pasó por casa y me saludó —cuenta “Beto”—, hablamos del año en que tuve el honor de jugar en su puesto y se acordaba que cuando volvió a jugar el técnico Oscar Barroso no me movió y puso a Carlos de ocho”.
Pero en 1978 dijo adiós y un grupo sensacional de jugadores lo convenció para dirigirlos. Había un par con historia en el profesionalismo, Pipastrelli y París, con respaldo de batalladores de Liga como «El Baba» Asborno y “El Cacique” Marques. Aunque no quiso en un principio, aceptó estar al frente de esos amigos que dieron la vuelta olímpica el sábado 3 de febrero de 1979 en cancha de Villa Montoro, club que venía logrando los tres últimos torneos. Volvieron campeones y Berisso los recibió con un paseo en Autobomba donde el cuerpo técnico, con Formeiro a la cabeza, sonreía en medio de la multitud. El mismo año coronó la Reserva, donde fue ayudante de Asborno y el «Flaco» Pablo Cazzulo.
El homenaje fue el sábado 7 de octubre de 2023, pero antes hubo una entrevista en los estudios de FM Berisso Ciudad. Llegó temprano y se abrazo con Jorge Rey, Raúl Valenti, Miguel «Yayo» Langone y el ex directivo Pedro ‘Chiche’ Corazza.
En las anécdotas del espacio radial, con llamadas de excompañeros, evocaron la gran época de Estrella. Cuando Formeiro tuvo el micrófono se desahogó en una frase: “Es una tremenda emoción este encuentro, porque fui muy crítico con Estrella al pasar muchos años sin que se reconociera la calidad humana de ese equipo. Me molestó mucho… pero todo llega y gracias a Dios se está dando. Le comento a mi nieto lo que fue Estrella… Que eramos de la Liga Amateur, sí, pero extraordinarios. Habían vinido jugadores de La Plata y muchos partidos lo ganamos gracias a la calidad humana y a Oscar Barroso al que le agradeceré siempre por todo los que me ayudó a mí y a todos”. También exhibió su tristeza por los que ya no estaban.
El sábado en que volvieron a pisar la cancha todo fue como una película. El cielo se abrió y la llegada al Predio “Chiche” Vicente hizo que cada uno recuperara en el alma un pedazo de su juventud. Un plan del universo, en una idea que daba el puntapié en nuestra casa amateur, «las camadas». Estrellas de ayer que se daban un abrazo postergado por tanto tiempo y a la vez quedaban a la vista de los actuales planteles. Allí lo vimos por última vez a Carlos, con sus hijos y nietos.
Su apellido se sintió en el aire de esa ciudad donde alguna vez llegó su padre, el portugués. No solo Carlos sino su hermano Jorge vistieron la blanca y negra. Los dos ya no están. Los que trataron en los 76 años de vida al mayor, celebran que fue crack y caballero, en la cancha, en la calle y en la vida de familia. Tarea cumplida y egresado como un campeón de la vida.
Fuente: Gabriel ‘Colo’López -www.lapf.com.ar