Desde
el año 2010, el Monte Ribereño de Berisso y Ensenada está siendo destruido por
los gobiernos nacional, provincial y municipales, y por empresas privadas, como
TecPlata, Pentamar y Ecodima, entre otras, teniendo como único fin el lucro.
Esta
zona es uno de los pocos y más importantes humedales de América Latina, no solo
alberga diversas variedades de especies animales y vegetales, sino que también
cumple funciones vitales en el ecosistema del que somos parte. En estado
natural, los humedales controlan las inundaciones, reponen las aguas
subterráneas, estabilizan las corrientes de la costa, retienen y transportan
sedimentos y nutrientes, mitigan cambios climáticos, y depuran las aguas; todas
funciones esenciales para la vida de aquellos que habitamos este planeta.
El
primero de los proyectos que comenzó a destruir la región fue la construcción
del Terraplén Costero, llevado adelante de manera ilícita, privilegiando la
especulación inmobiliaria y no la preservación del medio y las necesidades de
vecinos de la zona. Gracias a la lucha vecinal este terraplén se llevó a su
traza original para evitar la pérdida de cientos de hectáreas más de Monte
Ribereño, pero aun así generó un gran impacto ambiental profundizando las
inundaciones, ya que obstruye la función natural de desagote de lluvias.
Poco
tiempo después, sin previo aviso ni audiencia pública, comenzaron los desmontes
y el relleno de tierras con barros contaminados con metales pesados e
hidrocarburos producto del dragado del canal de acceso al puerto, para llevar
adelante el Mega Proyecto Portuario de la Terminal de Contenedores. Bajo
promesas de nuevos puestos de trabajo, los Municipios encubren la rápida
destrucción de la totalidad del humedal, así como también los diversos negocios
que genera la construcción del Mega Puerto.
A
partir de estos hechos, los vecinos autoconvocados recibieron estudios
realizados por la Fundación Agronegocios y Alimentos de la U.B.A. y por el
laboratorio C.I.M.A., donde se prueba que los valores de metales pesados e
hidrocarburos son nocivos para nuestra salud, por ser mucho más elevados que
los indicados en los protocolos ambientales.
En
estos terrenos altamente contaminados, se ha propuesto construir predios
deportivos, donde los niños realicen actividades diversas, y también se intenta
llevar adelante la creación de un complejo denominado “Ecoturístico” que no es
más que un ambicioso proyecto inmobiliario. Este proceso de relleno de tierras,
es avalado por el Organismos Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS),
que lejos de garantizar la conservación del ambiente y consecuentemente nuestra
salud; se encuentra al servicio de las ganancias y los intereses de grandes
empresas que atentan contra las reales
necesidades sociales y contra la vida de más de mil especies animales y
vegetales que alberga nuestro Monte Ribereño.
Hasta
hoy ya se han destruido más de 100 hectáreas con planificación hacia otras 35.
El desmonte y contaminación masiva han avanzado arrasando con tierras
cultivadas desde la fundación de las ciudades por productores familiares,
destruyendo así la historia y la cultura ribereña que forjaron los primeros
habitantes de la región y vulnerado el derecho histórico que tienen las
personas que en ellas habitan.
Además
están siendo violadas diversas normativas, como es la ley 12.756 que declara
PAISAJE PROTEGIDO al Monte Ribereño y las Islas, la 11.723 Ley Integral del
Medio Ambiente (provincial), la 25.675 Ley General del Ambiente (nacional), la
Ley 25.831 Régimen de libre acceso a la información pública ambiental, los
artículos 41 de la Constitución Nacional y 28 de la Constitución Provincial, y
la Ordenanza municipal 2512/02 del uso del suelo que intenta modificarse con un
propósito desconocido.
Por
eso hoy denunciamos y luchamos contra la apropiación, el lucro y la destrucción
llevados a cabo en nuestra región por los distintos organismos estatales y
privados. Cuando no exista agua pura, cuando se acabe el oxígeno y cuando nos
azoten verdaderos temporales, ya va a ser demasiado tarde. Tomemos conciencia,
pues la solución a esta problemática está en nuestras manos.
Asamblea de vecinos y productores ‘Salvemos el Monte de Berisso y Ensenada’