Luego de la derrota de Malvinas comenzó a desmoronarse la dictadura militar y no le quedó otra alternativa que convocar a elecciones y desempolvar las urnas que creían tener muy bien guardadas.
Comenzó a vislumbrarse de a poco la luz de la democracia y con muchos temores, pero con la fuerza de las convicciones, todos los argentinos iniciaron la tarea de la reconstrucción democrática.
Los partidos políticos reabrieron sus puertas y la participación popular fue clave para preparar el terreno de lo que sería un día histórico: el domingo 30 de octubre de 1983.
La campaña electoral de los distintos partidos se desarrolló en un marco de gran esperanza por los años venideros y cada uno planteaba sus ideas y propuestas. El radicalismo y peronismo se presentaban a la sociedad como los dos grandes e históricos partidos que representaban las mayorías populares.
La figura de Raúl Alfonsín crecía de una manera extraordinaria, y se mostraba más que como una salida electoral como una entrada a la vida, logró traducir las necesidades del pueblo y presentar una propuesta que se sintetizaba al cierre de cada acto de campaña recitando el preámbulo de la Constitución Nacional. La Unión Cívica Radical obtuvo casi el 52 % de los votos. Fue una clara decisión del pueblo argentino respecto de quien debía conducir la transición democrática: la enorme y difícil tarea de reconstruir las bases de un país arrasado por las violaciones a los derechos humanos, y quebrado en lo económico y social.
Hoy, a 26 años de aquél triunfo de todos los argentinos, debemos reflexionar sobre la importancia de haber elegido a la democracia como estilo de vida y sobre un dato, nada menor, el de la continuidad del sistema democrático por más de un cuarto de siglo, algo que no se repite en otro período de nuestra historia.
Estoy convencido de que la democracia como sistema político y como estilo de vida debe ser fortalecida con cada uno de nuestros actos y en todos los ámbitos en los que nos toca trabajar. Falta mucho para lograr una democracia completa que permita que cada argentino logre concretar su proyecto de vida con dignidad. Pero este es el desafío de estos tiempos: la cuestión social ha de ser el eje de todo gobierno a nivel nacional, provincial y municipal. Debemos, como argentinos y como berissenses lograr los consensos necesarios que nos permitan llevar adelante políticas de estado que perduren más allá de un circunstancial gobierno, que garanticen un país y una ciudad en la que cada uno pueda soñar con un futuro mejor, para lo cual es fundamental concretar un mínimo de cuestiones en el presente vinculadas a la educación, la salud, vivienda digna y trabajo.
Hoy, como ayer. el desafío es encontrar esos denominadores comunes que nos permitan consolidar la democracia con contenido social. En definitiva, como lo planteaba Raúl Alfonsín, lograr concretar la libertad y la igualdad.
(*) Concejal electo de la Unión Cívica Radical de Berisso