Fútbol

¡Cambio de camisetas, señores!: la tarde que la Villa jugó con la albirroja abastonada

Nota del diario El Día sobre el partido de ida. Con la pelota, Ibáñez, defensor surgido en Berazategui.
Nota del diario El Día sobre el partido de ida. Con la pelota, Ibáñez, defensor surgido en Berazategui.
Hermindo Ramón Segovia y César Gustavo Regueiro, con la camiseta que usó la Villa en el torneo de la C.
Hermindo Ramón Segovia y César Gustavo Regueiro, con la camiseta que usó la Villa en el torneo de la C.

Por Gabriel ‘Colo’ López (*)

Quedó el recuerdo alojado en el alma de algunos hinchas, pero no quedó la foto de la formación, pese a la importancia del partido por los Cuartos de Final del Octogonal de donde salió el segundo equipo ascendido a la B Metropolitana. Villa San Carlos y Ferrocarril Midland empataron 1 a 1 por la ida, en el viejo estadio del Club Estudiantes, el sábado 4 de junio de 1994.

Camisetas similares que prestarían a confusión llevó a la decisión correcta del referí Juan José Corradino de poner en aviso a los locales. El Reglamento General de la Asociación del Fútbol Argentino establece que cuando la vestimenta de los dos equipos “pudiese confundirse”, es el local el que debe recurrir a “colores sustitutos”.

La normativa del cambio comenzó a regir en 1924, cuando la FIFA dejó en manos de cada Asociación el criterio que aplicarían: en algunos países cambió el visitante (versión original de la circular), otros realizan un sorteo y en otros casos lejanos en el tiempo se supo que “obligaban a cambiar los dos equipos”.

La Villa se iba a presentar con una celeste lisa, con vivos oscuros, que en la visualización con una azul de Mildland, impedirían la detección de jugadas como el orsai y otras tantas situaciones de juego…

Sorprendidos, y sin un juego alternativo a mano (quedó en Berisso), el utilero y los dirigentes de San Carlos solicitaron urgente una ayuda a la gente del Club Estudiantes, en cuyo Estadio había indumentaria de los juveniles. “Esto es lo único que tenemos”, se oyó una voz de la casa que devolvió la calma a los de Berisso. A esa altura, el señor Corradino desechó que utilizaran las pecheras.

Para los más fanáticos de Gimnasia (ese plantel de la Villa tenía muchos, como también en la tribuna), no fueron pocos los triperos que se disgustaron, al mismo tiempo que una íntima satisfacción crecía entre los Pincharratas. De hecho, no falló la percepción del DT Daniel Marchioni, conocedor de lo psicológico en la competencia (se formó en Estudiantes en tiempos de Zubeldía y de Urriolabeitia) que antes de repartir las camisetas, separó a cuatro muchachos Norberto “Chirola” Bressa, César “Lolo” Regueiro, titulares esa tarde; Sergio “Gallo” Daher y Ruben “Balugano” Silvera, que integraron el banco de suplentes).

“Muchachos, Estudiantes nos da una mano, y nos saca de un problema, ¿ustedes tienen algún problema en jugar con esta camiseta?”, resoplaba para aflojar tensiones Daniel Marchioni, un hombre que cultivaba el bajo perfil.

“Sí, jugamos, pero con la de la Villa abajo”, recuerda a treinta años del hecho Bressa (hoy DT de Talleres de Los Hornos), con la congoja por la pérdida de un amigo como Regueiro. Murió el 6 de octubre de 2022, durante una represión policial mientras se jugaba Gimnasia-Boca en el estadio de 60 y 118.

“Tenían que entender que no podíamos jugar en cueros” sonríe Marchioni a sus 66 años, haciendo gala de una buena memoria. “Ese día el Lolo jugó por el chaqueño Hermindo Segovia. Regueiro era un tipazo, y de una familia gimnasista. Vino de refuerzo y se sumó a una estructura armada del año anterior cuando ganamos el título de la Primera D”, apuntó el DT.

Los once —vestidos de Estudiantes—: Marcelo Ferreyra; Juan José Nievas, Gustavo Pagnotta, Ricardo Posadas, Ibañez; Norberto Bressa, César Regueiro, Daniel Resiga y Marcelo Ceballos; Marcelo Govoni y Leandro Garibaldi. En el banco de suplentes: Cristian Ponce, Ruben Silvera, Sergio Daher, Sergio Biganzoli y Claudio Santa Crocce.

El resto de los partidos que animaban el petit torneo de la C: Temperley – San Telmo, Excursionistas – Tristán Suárez y Liniers – Alem (en todos los casos ganó el local). Estaba por iniciarse la Copa del Mundo de Estados Unidos y en esos días Estudiantes estaba con un promedio tan pobre que terminó descendiendo.

A los 8 minutos del segundo tiempo salió el “Lolo” Regueiro (segunda vez de titular en VSC) y en su lugar entró Claudio Santa Crocce, quien había vuelto al club tras su paso por el fútbol de Bélgica. El segundo cambio efectuado por los Villeros dio minutos en cancha a Sergio Biganzoli, quien al igual que Santa Crocce actualmente son socios del club Pincharrata.

Bressa reconoce que fue la primera vez en la vida que vistió la camiseta de Estudiantes y, paradójicamente, “fue el mejor partido que jugué en Villa San Carlos y en 1 y 57”.

El 1-1 fue un punto valioso para Midland, ya que por la reglamentación podía clasificarse a semifinales al ser “el mejor ubicado en la tabla general” (así fue, ya que en la revancha volvieron empatar 1 a 1). Corradino —el que ordenó el cambio de camisetas—expulsó en la ida a dos laterales experimentados de la Vila, el “Chaqueño” Ibañez y el “Coni” Nievas (cuñado de Regueiro).

Sin embargo, los “Funebreros” (apodados así porque su cancha es vecina al cementerio de Libertad, en el partido de San Martín) “no merecieron sufrir tanto”, según tituló el diario Clarín. El comentario describió entonces: “Era un milagro que San Carlos siguiera ganando el partido. Aguantaba, solo aguantaba. Recién a 7 minutos del final cambió la historia. Llegó el tiro libre que pidió Horacio Peralta, quien con un zurdazo mandó la pelota al ángulo, dejando sin chances a Ferreyra”.

Por supuesto que en el desquite Villa San Carlos vistió con sus tradicionales colores. Y tuvo la ilusión de pasar a la siguiente ronda cuando una de sus figuras, Marcelo Ceballos, un 10 ex Berazategui, apodado “El Parche” (en su caso, boquense rabioso, de los que iban a alentar a todos lados y con el Jugador Número 12), fue el autor de un golazo que enmudeció la cancha de Midland, y que no tuvo drama en vestir la albirroja.

ANTECEDENTES DE “COLORES EXTRAÑOS”

El 16 de octubre de 1968 quedó para toda la vida. Estudiantes logró campeonar en el estadio “Old Trafford” de Inglaterra ante el Manchester United. Diez días después, Ferro jugaba en Caballito ante Nueva Chicago (se emparentaban en el verde) y salió a la cancha con la camiseta de Estudiantes, con pantaloncito blanco, en lugar de su tradicional alternativa blanca. Un buen homenaje y con triunfo 1 a 0, con un penal convertido por Silvio Aimonetti y fue una de las pocas alegrías en ese torneo (3 triunfos sobre 18, según la Ferropedia), pero descendió a Primera B. Allí, volvió a jugar con la roja y blanca a rayas, otra vez venció a Chicago (el 31 de mayo de 1969, 3 a 1, tantos anotados por Miguel Micó, Carlos “Goma” Vidal y Juan Carlos Garmendia).

La camiseta del campeón intercontinental le siguió dando buenos resultados, ya que la utilizó seis veces en total: con Excursionistas (también verde), el 15 de noviembre del 69 (2 a 2); otra vez con el mismo rival, el 1 de agosto de 1970 (4 a 0), otra vez en Primera, con Banfield, el 30 de mayo de 1971 (4 a 1). La última vez fue el 1 de noviembre de 1973, en un empate con Sportivo Desamparados de San Juan (1 a 1, gol de “Cacho” Saccardi, la tarde del debut de Carlos Arregui).

Un caso curioso fue el del Centro de Fomento Villa Montoro que representó al fútbol de la Liga Amateur Platense, en el verano de 1980, luciendo la casaca oficial de Gimnasia y Esgrima La Plata en los cinco partidos que afrontó como local. El motivo fue simple, y nació del pedido del presidente de Montoro, don Armando Loza (hermano del DT Alfio Loza) cuando solicitó el préstamo del Estadio “Juan Carmelo Zerillo” y se encontró con una respuesta pasional del gerente del club mensana, el recordado Carlos Bejarano: «Se lo damos con la condición de que lleven nuestros colores». Así fue por primera vez el domingo 20 de enero de 1980 en debut harto complicado ante Olimpo de Bahía Blanca, que se llevó la sorpresa pero también la victoria por 5 a 2.

Más particular aún, fue otra tarde de fútbol en Ensenada, donde los rojos no eran los locales de Defensores de Cambaceres, sino el clásico rival, Villa San Carlos. En este caso, no fue un préstamo del anfitrión, sino que durante un tiempo fue la alternativa de La Villa, por una donación en tiempos de “vacas flacas”. “Es como si Estudiantes jugara de local en Gimnasia y se ponga la del Lobo”, cuenta sin tapujos “Chirola” Bressa, un batallador mediocampista que, además, como tripero de ley tuvo que adaptarse y vestir aquella de Estudiantes.

 

(*) Periodista | publicado en ViveLaPlata

El equipo de Villa Montoro posa en el Estadio de Gimnasia y con un juego de camisetas que prestó el local,
El equipo de Villa Montoro posa en el Estadio de Gimnasia y con un juego de camisetas que prestó el local,
Los celestes de Villa San Carlos vistiendo una alternativa rojo, y de locales en el estadio de Cambaceres
Los celestes de Villa San Carlos vistiendo una alternativa rojo, y de locales en el estadio de Cambaceres

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