La crisis edilicia en las escuelas de nuestra comunidad ha llevado a vecinos y familiares a salir a criticar públicamente la situación. La falta de infraestructura (Escuela Primaria N° 14 y la Escuela Secundaria N° 13) adecuada y las condiciones precarias han generado un clima de desesperación y frustración.
“Los baños químicos son un verdadero escándalo”, expresó una vecina de dos alumnos en la primaria. “Con más de 700 chicos usando solo tres baños, es imposible que eso funcione. ¡Las niñas tienen que usar el baño de los niños porque no hay agua!”.
Las escuelas continúan cayéndose a pedazos en La Franja https://t.co/t3F8e4XMR1
— Berisso Ciudad (@CiudadBerisso) May 20, 2024
La comunidad no solo critica la falta de servicios básicos, sino también la inacción de las autoridades. “Invitan a las familias a presentar presupuestos para poner un portón, pero eso no soluciona el problema real”, comentó un padre preocupado. “Los techos se están cayendo y aquí no pasa nada. Solo vienen a hacerse ver, pero los problemas siguen sin resolverse”, dijo.
“Los auxiliares están trabajando en condiciones inhumanas. No tenemos agua ni para limpiar”, declaró alguien de primaria. “La nueva cocina prometida no funciona, y la que trajeron de otra escuela no es suficiente. Estamos sobreviviendo con parches, y no se puede seguir así”, remarcó.
La falta de respuesta ante la crisis ha generado un clima de desconfianza. “Los gremios deberían estar luchando por nosotros, pero parecen más interesados en la política que en la educación”, afirmó otro vecino que prefirió no dar su nombre. “Es triste ver cómo se cocina en estas condiciones, con los techos en mal estado y sin recursos”.
“Queremos un cambio real”, concluyó una madre de un estudiante en la secundaria. “No podemos seguir esperando. Nuestros hijos merecen un lugar seguro y digno para aprender. La situación es insostenible y debemos hacer algo al respecto”.
La comunidad se muestra unida en su reclamo, exigiendo respuestas y soluciones inmediatas. La crisis edilicia no solo afecta a los estudiantes, sino que también pone en riesgo el futuro de toda una generación. La espera ha sido demasiado larga, y es hora de que las autoridades escuchen a quienes verdaderamente importan: los vecinos y las familias.