En momentos en que el planeta discute sus problemas de generación de energía, el desastre ocurrido en la planta nuclear de Fukushima reavivó viejas inquietudes sobre el uso de energía atómica y nos recordó el accidente ocurrido en la central ucraniana de Pripyat, Chernobyl el 26 de abril de 1986 que pasado un cuarto de siglo aún no está definitivamente solucionado, solamente se encuentra controlado con el núcleo encerrado en un “sarcófago” que ya presenta grietas y algunas fugas, y Fukushima nos despertó y puso nuevamente al mundo en alerta de riesgo nuclear.
Recopilemos, con la información disponible en este momento, aparentemente el tsunami anuló por completo todos los sistemas de refrigeración de los núcleos afectados, incluyendo los de emergencia, este fracaso de los sistemas de refrigeración condujo a la pérdida de control sobre la reacción nuclear. La gravedad de esta situación no puede pasarse por alto, el terremoto fue terrible y el tsunami más. Pero desde el punto de vista de la seguridad no es aceptable de ningún modo que todos los sistemas de refrigeración de una central nuclear queden desactivados a la vez, por muy grave que sea la agresión sufrida.
En una región conocida por sus terremotos y tsunamis de naturaleza extrema, nos conduce a pensar que presuntamente los estudios sísmicos estaban quizás subestimados, como ya ocurrió las diez de la mañana del 16 de julio de 2007 en Kashiwazaki Kariwa la central nuclear más grande del mundo, pero lo peor de todo, es que ya se suponía lo que sucedería, y fue objeto de diversos editoriales y protestas en Japón a lo largo de años, todas ellas supuestamente desoídas, desatendidas o ignoradas.
El terremoto y sobre todo el tsunami provocaron en Fukushima tres LOCA (Loss-of-coolant accident), un accidente por pérdida de refrigerante es un modo grave de falla de un reactor nuclear, que si no se gestiona con eficacia, los resultados de un LOCA podría derivar en daño severo al núcleo del reactor, por ello cada planta nuclear debiera contar con un Emergency core cooling system para hacer frente a un LOCA.
En Fukushima fracasaron todos los sistemas de refrigeración de los reactores, lo que ocasionó pérdida de control sobre la reacción, hidrólisis a gran escala con gran liberación de hidrógeno, explosiones que destruyeron la contención exterior, fusiones del núcleo, incendios radiológicos y supuestamente se ha producido ya, atento a los informes brindados públicamente, un triple meltdown (fusión del núcleo) el poco personal que queda se encuentra luchando heroicamente para enfriar lo que sea necesario con agua de mar. En total, cuatro accidentes nucleares en uno, por el momento, todos y cada uno de ellos ya más graves que todos los ocurridos en el mundo anteriormente, con la excepción de accidente nuclear de Chernobyl (INES 7)
El Japón sigue informando que se encuentra ante un accidente de nivel INES (International Nuclear Event Scale) de grado 4 y ojala que sea así, mientras que los franceses desde la Autoridad de Seguridad Nuclear afirman que se trata de un indiscutido INES 6, en cuanto a los perjuicios del alcance de lo peor de Fukushima va a ser, fundamentalmente, japonés y quizá de algunas zonas periféricas; igual que el alcance de lo peor de Chernóbyl, fue en principio fundamentalmente, ruso, bielorruso y ucraniano.
Hay en esta situación leyes físicas en juego, y una de ellas afirma que la concentración radiactiva tiende a disminuir con el cuadrado de la distancia. Otra de ellas, que los daños de la radioactividad a la materia incluyendo los tejidos vivos (humanos, animales y vegetales) son extremadamente dependientes de la dosis, el sistema de absorción de la radiactividad (Formación de Pares, Efecto Fotoeléctrico o Efecto Compton) y del tiempo de exposición a las mismas. Las detecciones de altos niveles radiactivos ya aparecieron en el aire, el mar, el agua potable, la leche y los alimentos, y como si esto fuese poco se están produciendo lluvias radiactivas en todo el área de influencia de Fukushima desplazándose hacia el oeste de los EEUU una nube radiactiva que afectará en alguna medida al hemisferio norte.
El mundo se encuentra ante un accidente nuclear múltiple muy severo con causas certeramente impredecibles, relevante e histórico, también es indudable que va a haber un antes y un después de Fukushima, porque este accidente nuclear no se olvidará fácilmente, ni debe hacerse ¿Acaso Fukushima es también producto de la imprevisión y la arrogancia humana? Sin duda, en Fukushima se han caído un montón de mitos nucleares.
Los sistemas de seguridad pueden fallar por completo y de golpe, se puede perder el control sobre la reacción y puede escapar radiación al medio ambiente a pesar de todas las defensas, pero eso no quiere decir que suceda tan alegremente, habrá sin duda que revisar las precauciones tomadas. Lo cierto es que, por mucho que queramos minimizarla o explicar y justificar sus porque o sus verdaderos alcances, cuando se haya superado el peligro más grave y las centrales estén nuevamente bajo “control”, Fukushima ya tiene el nombre de TRAGEDIA y nadie podrá borrarlo. Lo cierto es, que habrá que dar algún golpe de timón para que la cosa cambie y este se encuentra en el llamamiento al fomento de una nueva cultura de la prevención y la seguridad, y así se plantea la necesidad de una actuación concreta en el desarrollo de la Seguridad Total sin dejar de lado al progreso y un más justo y equilibrado desarrollo, para finalizar parafrasearé a un gran hombre de la historia de la humanidad Mohandas Karamchand “Mahatma” Gandhi (1869-1948) quien dijo “Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales”.