Gustavo Yacenko fue uno de los hombres elegidos por el líder del Frente Renovador Ángel Celi para conformar la lista de candidatos a concejales en las últimas elecciones del 2015.
Se trata de un pastor evangélico que parece no darse cuenta de su real función como representante de los vecinos, pues hoy encuentra su razón de ser en atacar a los medios de comunicación desde su banca y no ocupar el tiempo en exigirle al Ejecutivo respuestas concretas para las problemáticas en los barrios.
Yacenko ha sido abandonado por varios de sus fieles que vieron desde su asunción un uso político irregular y se volcaron a otras iglesias, ya que el pastor se ha convertido en un nedelista que parece no darse cuenta de los problemas reales que padece la ciudad.
Una de las cuestiones que lo han puesto a la defensiva fue por haber salido a “bancar” al secretario del Honorable Concejo Deliberante, Rubén Sagarduy, frente al pedido del sector peronista de no renovarle el cargo. Él fue el primero que planteó en el bloque:” quiero que se quede”, casi de forma caprichosa.
En esa oportunidad, fundamentó su posición aclarando que creía que había que darle una nueva oportunidad, reconociendo los errores cometidos por el violento secretario.
Esta actitud respondería al beneficio que ha obtenido, dado que hoy se pueden ver cooperativas trabajando en su iglesia, y no en los barrios de la ciudad, hecho que indigna a varios, ya que deja entrever acuerdos espurios que este tendría con la actual gestión.
Este pastor hoy se caracteriza solo por dar “sermones” en cada sesión de cómo debería ser el comportamiento de la comunidad pero no del Ejecutivo, y que acusa a los medios de generar violencia cada vez que se destacan reclamos no respondidos, ausencias de concejales y del Gobierno, entre otros.
El ataque como forma de defensa, y la acusación con el dedo levantado muestra como lejos de la prédica, intenta desviar la atención ya que desde la iglesia esperan mes a mes algún aporte de este particular personaje de los 50 mil pesos mensuales que retira del cajero.
Tanto han cambiado los roles que hoy los que rezan son solo los vecinos, rogando que algún concejal se acerque a su barrio para que transmita el reclamo al Ejecutivo. Mientras tanto, el pastorcito de camioneta de alta gama evita las calles de tierra para no salpicar la misma ya que es color natural.
En resumidas cuentas, un Frente Renovador local que en su bancada ya debería poner Frente Cambiemos, dado que en la actualidad no se diferencia en nada del oficialismo, votan en conjunto, olvidándose que sus integrantes decían ser peronistas, como es el caso de su conductor, permitiendo –por ejemplo- las ofensas ocurridas en la apertura de sesiones legislativas del 2017.
El pastorcito no es ni más ni menos que un camaleón político: oportunista y hábil para cambiar su discurso según la ocasión.