Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura
El asueto administrativo para los empleados públicos de la provincia de Buenos Aires los días 23 y 30 de diciembre es apenas un dato menor, casi carente de sentido político en sí mismo, pero con una carga simbólica enorme cuando se lo compara con la decisión del presidente Mauricio Macri de rechazar esa posibilidad para los estatales de nación, el mismo día que anunciaba sus vacaciones.
Debemos decir que la gobernadora María Eugenia Vidal sigue siendo la mejor alumna del macrismo, pero como anunciáramos tempranamente en este espacio allá por el comienzo de la gestión, con el correr del tiempo necesariamente iba a terminar distanciándose de su mentor y padrino político.
El debate por el presupuesto, ya convertido en ley, fue una muestra más de la capacidad de la mandataria bonaerense para tejer alianzas y lidiar con situaciones adversas como la falta de mayorías en la Legislatura, lo que a pesar de la falta de logros reales en términos de gestión, le permiten cerrar un año muy positivo en términos políticos.
Con las tensiones desatadas a nivel nacional por el impuesto a las ganancias, por un momento trastabilló el acuerdo entre Cambiemos y el Frente Renovador en la provincia, y la irrupción en escena de Florencio Randazzo como armador del peronismo pareció complicar las cosas para Vidal, sin embargo la estrategia de no ceder que aplicó el oficialismo no solo demostró ser efectiva sino que terminó con un triunfo secundario impensado.
Había mucha expectativa sobre el rol que iba a cumplir el ex ministro del Interior y Transporte cuando llegará el momento de su reaparición en las grandes ligas y eso ocurrió a medias durante la semana pasada cuando convocó a una reunión de la que participaron referentes de todos los sectores del peronismo con representación legislativa y trazó una estrategia para disputar la vicepresidencia de Diputados y quebrar los pactos preexistentes.
Sin embargo los compromisos previos de cada uno de los bloques peronistas con algún sector del oficialismo, dinamitaron la chance de mantener una posición unificada de los 37 legisladores y debieron ceder para evitar fracturas mayores, dejando además a Randazzo en posición adelantada y a muchos arribistas del randazzismo buscando rápidamente nuevos horizontes.
Brindis bonaerense
Salvo por el caso de los médicos nucleados en la Cicop, el resto de los empleados públicos bonaerenses cerró un acuerdo salarial para todo el 2017 con una cláusula de actualización que ajustaría el salario por inflación y establece un mínimo de aumento del 18% en cuatro tramos, es decir que se haría efectivo recién en octubre del año que viene.
De esta manera la provincia se convierte en el parámetro tanto para la negociación nacional como para el resto de las provincias y limita la discusión a un número por debajo del 20%, en el mejor de los casos con una cláusula de monitoreo de la inflación que, se supone, debería actualizar los salarios si es que los números del Indec superan las proyecciones del gobierno.
Es cierto que los docentes ya amenazan con no comenzar el ciclo lectivo si no hay una convocatoria al diálogo con una oferta "superadora", pero también es cierto que sin confrontar y con mucha sutileza, todo el equipo de gobierno logró ubicar al reclamo recurrente de cualquier sector en el lado de lo no deseable y el margen ante la sociedad de los maestros para insistir con los paros es cada vez menor.
Con la policía bonaerense, otro sector que desde hace semanas amenaza con hacerse oír antes del cierre del año, el costo de desactivar la protesta fue de $2500 x efectivo y por única vez, dejando en claro que se trataba de un “reconocimiento” y no de un bono y que solo alcanza al personal que cumple funciones de calle o, en el caso de los penitenciarios, que está en contacto con los detenidos.
Todos unidos triunfaremos
Si hay algo que desde el primer momento marco la diferencia entre Vidal y Macri fue la forma de relacionarse con el peronismo y mientras a nivel nacional a pesar de contar con el acompañamiento de figuras de peso nacidas al calor del peronismo como el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó, la mayoría de los integrantes del gabinete despotrican a viva voz contra el movimiento nacido el 17 de octubre de 1945.
La gobernadora en cambio sumó a los primeros díscolos del proceso como Joaquín De La Torre, pero también a algunos impensados como Francisco Echarren, el joven intendente de Castelli de perfil ultra k, que hasta bautizó una plaza de su pueblo con el nombre “Julio de Vido”.
Quizá para hacer equilibrio entre los “peronismos”, Vidal se mostró también durante la inauguración de un hospital en José C. Paz, con Mario Ishii y también con el ex presidente Eduardo Duhalde a quien se refirió cariñosamente como “Eduardo”.
Valdría preguntarse por que la gobernadora que dice pretender encarar una reforma profunda de la bonaerense se muestra en un acto con el padre de la Maldita Policía, pero la respuesta es meramente electoral, porque ya nadie oculta en los pasillos de calle 6 que el oficialismo se enfrenta a una derrota el año que viene a no ser que sume a la mayor cantidad de peronistas y en ese escenario, Vidal vuelve a ser la mejor alumna del PRO.