Cuantas veces, el común de la gente cree que alguien nace retardado mental, como consecuencia de una dificultad genética o congénita, solamente. Como, por ejemplo, el Síndrome de Down, que es una patología generada por una alteración cromosómica. Pero lamentablemente también “se hace”, es decir se puede “construir” un retardo mental, en respuesta a un determinado entorno. Es el caso de aquellos niños que no han tenido, ni tendrán la estimulación ambiental adecuada.
El otro día, veía por Av. Santa Fe una señora joven, con un niño pequeño tirada en la calle, éste estaba quieto, como dormitando… Si uno observa un niño de esa edad, en otro entorno, no permanecería ni un minuto sentado, cualquiera que tenga sobrinos, hijos, nietos, a simple vista lo notaria. ¿Qué pasa con esos niños que no juegan, no ríen, no lloran…? las personas de su entorno, suelen decir “es bueno, no molesta, ni hincha”…
Y la realidad es que, seguramente es un niño falto de estímulos. Seguramente fue un niño que lloró, en algún momento pidiendo algo: dormir, ser cambiado, que le den de comer, pero su llanto no obtuvo la respuesta esperada y dejó de hacerlo.
Lacan (psicoanalista francés) va a decir: es el primer gran Otro, quien transformará nuestro grito en llamado, va a ser la función materna (es decir cualquier persona significativa que cumpla con esa función). Es “la mamá suficientemente buena” de la que habla Winnicott, un gran psicoanalista de niños, de Inglaterra (1896-1971), quien determinará si ese llanto se debe a que el niño tiene sueño, hambre, gases, necesidad de caricias, etc…
En éstos pequeños, no hubo nadie que intente decodificar esa necesidad, o por lo menos si lo hizo, no fue suficiente. Por lo que en un futuro, van a tener dificultades escolares, dificultades del lenguaje, de la motricidad, de la comunicación en general. Si se los evalúa u observa, cualquier profesional notará que funcionan como retardados mentales. Estos sujetos, quizá puedan adquirir conocimientos concretos, desempeñarse en tareas simples, pero no abstractas, serán sumamente “manuables” si se encuentran con otros que quieran abusar de ellos.
Estando en Cuba, un médico que había participado de la guerra de Angola y Somalia,( ya que el gobierno de Fidel Castro daba apoyo militar a países tercermundistas)decía, al respecto: “ era increíble ver niños de diez, doce años con armas, niños que casi no sabían hablar en su propio idioma, debido al nivel de ignorancia que poseían…”.
Cuando lo comentaba, para mí, como argentina, era un tema muy lejano, visto sólo por tv. Si bien, somos desde hace muchos años, un país subdesarrollado, el estado brindaba cierta protección, y la mayoría de los niños en esas condiciones estaban en auspicios (no estoy diciendo que era lo ideal, en absoluto). Sin embargo, esto también está ocurriendo hoy en nuestro país, hay menores delincuentes en esa misma situación. Similar a los países más pobres del mundo, como Angola y Somalia, que no sólo son delincuentes, sino que son seres que no poseen, ni poseerán los recursos subjetivos para poder llevar una vida autónoma, y digna…
(Quiero aclarar que retardo mental es una clasificación clínica que implica un coeficiente intelectual inferior a 70 puntos. El DSM IV (Manual de psiquiatría internacional) lo ha clasificado como una categoría diagnóstica: “R.M. por privación cultural”.)
Lic. María Cecilia Doval.
Psicóloga/
Psicopedagoga/
Posgraduada en el Htal. Psq. de
Prof. Universitaria. Ocupa un cargo en el GCABA y se desempeña en un Centro de Salud Mental, en el área de discapacidad. Ex Asesora Pedagógica de varios colegios privados de Gran Buenos Aires y CABA y ex integrante del Servicio de Neurología del Htal. Evita de Lanús. Se desempeña en consultorio particular, desde 1998.